miércoles, 18 de diciembre de 2013

Navidad



Amiguitos, el gran equipo de colaboradores de 871, o sea yo, he decidido tomar un descanso puesto que el siguiente miércoles es 25 y el que viene después día primero. Así que con el alma deseo que nazca la gracia de la pureza en el sucio pesebre de nuestros corazones y lo mejor que pasó este año sea apenas la uña de lo excelente que será 2014.

Te dejo con un romancillo heptasílabo navideño a modo de villancico compuesto por tu humilde servilleta. Gracias por acompañarme esta parte de 2013. Bendiciones y ¡Feliz Navidad y el mejor 2014!

La voz del ángel 


-¿Escuchas, pastorcillo,
el son de las campanas?
-¿A qué se debe el gozo
que ya este pecho inflama?
-Pues nace el redentor:
bondad de Dios humana,
humilde en un portal
detrás de esa montaña.
Verás un gran lucero
que luz a luz regala:
del cielo luz divina, 
del mundo luz al alma.
-Corriendo voy, señor,
por todos a mi casa;
se deben enterar
de dicha soberana.
-Avanza pues, pastor, 
con rumbo a tu morada,
no dejes de llevar
las cítaras y flautas,
que en corte celestial
querubes brincan, saltan;
las nubes se divierten;
los ángeles ya danzan.
Se fue el pastor de prisa
gritando en su garganta
que nace el salvador
de una mujer sin mancha.
Llegaron los pastores
y al niño-Dios alaban.
Los reyes del oriente
también postraron cara
en piso majestuoso,
Belén, la tierra Santa;
y el ángel del Señor
cuidó de sus espaldas.

El día ocho de enero nos volvemos a encontrar. No olvides darle share en Facebook y RT en Twitter, mil gracias.
Texto: Jesús Cáñez
Imagen: Google
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jueves, 5 de diciembre de 2013

Diciembre



Disculpa que no haya escrito ayer, pero andaba ocupadón, así que te voy a dejar un textito que me eché para Espinas del nopal hace un ratito. Va, pues.

Las tradiciones populares son bellas y agradables porque es ahí, en lo popular, donde recae su belleza: en la misma gente que las realiza y mantiene con vida. Las canciones populares, al igual que las tradiciones, se clavan en el pueblo, que con tremendo fervor, no permite que se extingan.

Esto menciona tu humilde servilleta porque como dicen los versos de David Lama: "Ya va llegando diciembre y sus posadas, se va acercando ya también la Navidad." Es verdad. Probablemente, diciembre es el mes más agradable para mezclar tradiciones y canciones, que, así juntas, crean las tradiciones populares.

En muchas ciudades, desde los últimos días de noviembre hasta el doce de diciembre, miles y miles de personas peregrinan, hacen fiestas, comidas, la tradicional reliquia, danzas y un largo etcétera a la Patrona de México, la Virgen de Guadalupe. Al recrear estas festividades me es imposible no pensar en muchísimas personas en procesión, algunas rezando Aves Marías mientras van desgranando las cuentas del Rosario y otras más cantando: "Desde el cielo una hermosa mañana". (Te apuesto, mi querido lector, que entonaste o tarareaste esta rolita.) La Guadalupana, canción de belleza poética, rítmica y métrica del dominio popular que acompaña a la gente a las parroquias o catedrales de la Emperatriz de América.

Pocos días después, en un lapso de nueve días, se comienzan a recordar las dificultades que tuvieron María y José pidiendo posada para encontrar un lugar para dar a luz al Niño Jesús. Del 15 al 23 se festejan las tradicionales posadas navideñas; muchas empiezan desde antes, y convertidas en tamalizas, pozolizas o simples borracheras, son un buen pretexto para la convivencia. De esta manera, con velas o luces de bengala, en dos grupos de personas -usulamente uno de ellos mitigando los estragos del gélido clima con un ponchecito, piquete incluido- entonan estos versos: "En el nombre del cielo, os pido posada". (Sí, ya sé que volvió a pasar lo mismo que con la canción anterior). Después, a romper la piñata de siete picos con semejante saña que parece uno odiar los pecados capitales; y al terminar, todos contentos con el bolo de cacahuates rancios con su naranja pasada, en su defecto sus palomitas viejas con sus colaciones de anís, más duras que las piedras, pero ahí andas chupe y chupe. Y no, no me refiero al Lupe-Reyes, puercazo.

Se llegan el 24 y 25, momentos de amor, paz y reflexión; de dar y compartir; de tener en casa un nacimiento con figuritas y hasta un pino dizque pa' los regalos; cantando canciones de adoración a Jesús recién nacido; y comiendo todo tipo de alimentos como si en la casa hubiera buffet para 754 personas -de veras, no te entiendo, amá-.

Y qué decir de los bombardeos publicitarios que no pueden faltar, ya sean miles de películas navideñas en el cine, o bien, muchísimas tiendas departamentales, refresqueras, cerveceras, y hasta negocios locales que intentan hacerme comprar todo lo que tenga que ver con un obeso barbón de pelo cano con un vestido rojo que vuela en un trineo jalado por renos. Esto al tiempo en que un séquito de personas canta villancicos.

Como gustes: ríendo, cantando, llorando, rezando o borracho, el caso es que ya estamos en diciembre y no debemos permitir que mueran éstas, nuestras tradiciones populares.

Texto: Jesús Cáñez.
Imagen: Google Images.
Twitter: @HijodeTinTan