miércoles, 24 de junio de 2020

871 Sin sentido



Canción para acompañar el texto: The Polar Dream - Caballos (Horses)
Tiempo aproximado de lectura: 4 min

Bienvenido, bellísima criatura del Señor, a la segunda temporada del 871. Si conoces esta atroz bitácora de tiempos anteriores ya sabes de qué va este bisne, sino, permite que te diga que la finalidad que tiene este espacio es hablar de temas random mientras nos salen un par de risas -como platicar entre amigos-, de una manera informal. Hablaremos de chile, dulce y de manteca, así que te pido de antemano una disculpa si algún texto o la manera de abordarlo es ofensivo para ti. Habiendo dicho esto, comencemos.

Me cayó como una epifanía, que no como mi bisabuelo Epifanio que un día llegó con dos caguamas y ya no se fue. Estaba chingándome un café, negro, cargado, sin azúcar, como me gusta y de sopetón me cayó la cascada de preguntas: ¿Qué pedo con la gente que no le gusta el café? ¿Por qué separado se escribe todo junto y todo junto se escribe separado? ¿Por qué se llaman rosas si hay de muchos colores? ¿Hasta dónde se lavan la cara los pelones? ¿Por qué abrimos la boca cuando volteamos a ver el techo? ¿Por qué volteaste a ver el techo después de leer la pregunta anterior? Otro traguito, ah qué bueno estaba ese pinche café. ¡En la madre! ¿Y si no les gusta porque no tienen sentido del gusto? ¿Cuál de los cinco sentidos preferiría perder? Qué difícil. Me cayó como una epifanía. Inserte gif del vato que tiene una revelación y explota su cabeza.

Se sabe hasta en Zimbabwe que tenemos cinco sentidos: vista, olfato, tacto, gusto y oído. Hay algunos más que dicen que tenemos un sexto: el equilibrio. Pero, mira, yo estoy todo burro y harto propenso a caerme, como ahorita que ando escribiendo esto con un esguince en la pata porque hace un par de días me di en tutta la madonna, entonces podemos decir que ese sentido va y viene, ayayay. Eventualmente, al morir, los perderemos todos, hay incluso quien se atreve a decir que es el oído el último que perdemos, aunque esto sería relativo y dependería del nivel de consciencia que tenemos antes de exhalar el último suspiro y el fin de toda actividad cerebral.

Se le llama ciego o débil visual a la persona que pierde o nace sin el sentido de la vista. Duele nomás de imaginar por un momento que dejas de ver a tus seres queridos, su sonrisa, los colores del amanecer o un arcoíris, una puesta de sol sobre el océano, las páginas de un libro, Game of Thrones, Breaking Bad o That 70’s show, que aunque podrías escuchar los diálogos jamás sería lo mismo; «gol de las Chivas, campeón, fue gol de las Chivas.» Entonces no, no preferiría perder la vista.

A una persona que pierde la capacidad de oler se llama anósmico (ah, claro, pos si no nomás vienes a reírte, también vienes a aprender), este sentido suele perderse temporalmente cuando te da un gripón encabronado y al estar ligado con el gusto se pierden también los sabores. Eso no significa que los demás también anden igual y no huelan tus pedos, eh. Todos tenemos un aroma único y especial, aunque eso no quiere decir que siempre sea agradable, como el muy particular olor a viejito; son tan individuales nuestros perfumes que cuando visitas la casa de alguien te das cuenta que tiene un cierto aroma, también tu casa lo tiene pero al acostumbrarse se ignora. Dejar de oler el carbón listo pa’la carniasada, el café de la mañana, las lociones de Hugo Boss, Carolina Herrera. Montblanc, Paco Rabanne, las entomatadas, el delicioso aroma a Gorditas de nata o el del petricor (tierra mojada) y hasta la horrible fragancia de las panaderías de la Farmacia Guadalajara no sería nada agradable. Entonces no, no preferiría perder el olfato.

Podríamos vivir sin vista, olfato, gusto y oído; pero no sin piel. Desde el dolor hasta las cosquillas pasando por la comezón, esta parte del sistema sensorial afecta a todo el cuerpo: sabes que algo está frío o caliente, si pincha o aprieta, si sientes el golpe, el garnucho, su abrazo y las caricias gracias al órgano más grande del cuerpo y eso es debido a que no sufres de anestesia o anafia, así que relájate con un masajito, manita de chango y nos rascamos la espalda y no, no preferiría perder el tacto.

Estás leyendo esto a cuarenta grados y te acabas de imaginar una kawasaki recién sacada de la hielera, como pata de albañil, bien helodia como el corazón de Bellatrix; te imaginas también cómo sus burbujas de carbonatación inundan tu sedienta garganta y ya párale porque se te hizo agua la boca, tranquílate, carnal. Aunque nos cayó el terregal y la lluvia, tons imagínate un pan dulce y un chocolatito, chsm que sea junio. Un pozolito, un menudazo, tacos al pastor, un rib eye a término medio, tus Cheetos Flamin’ hot, unos chapulines -¿cómo sabes que saben feo si no los has probado, pedero?-; una copa de vino, el café de hace rato, una agüita de horchata; el champú en la regadera, la sal cuando te revolcó aquella ola y la lista es interminable. Perder este sentido se denomina augesia y nosotros queremos seguir haciendo gestos con el limón, así que no, no preferiría perder el gusto.

¿Te imaginas no volver a escuchar a tu hijo diciéndote mamá? Mejor no lo imagines y sigue escuchando la rolita que te puse pa’ que amplíes tu espectro musical, también deléitate con la voz de terciopelo de mi gallo de oro, Valentín Elizalde; piensa en ese susurro cuando estás a punto de dormir y el espectro de tu habitación te llama por tu nombre y te asusta bien gacho, pensándolo bien, no te creas, mejor ese no. Escucha los golpes del oleaje en la playa, y si no puedes dormir como yo, pon el sonido de la lluvia y de los truenos en YouTube; recuerda cuando oíste esos latidos en ese ultrasonido, y cuando tu mamá te grita que bajes a comer; los ladridos del madafaca de don Atreyu. Otra lista eterna y no, no preferiríamos ser sordos.

Hay otras ocasiones en que existe la capacidad o posibilidad de experimentar sensaciones de varios sentidos -al menos dos-, foresempo: ver la música, escuchar los colores -así como tu amiga la intensa, que dice que las matemáticas son amarillas- y otros más sentidos cruzados o mezclados, a esta capacidad se le conoce como sinestesia, y no, no me refiero a los tutoriales de piano y teclado en YouTube, pon atención, chingao. Todo está te deja pensado hartas cosas: ¿A qué sabe el número 9? ¿Cómo se escucha? ¿Qué pedo con la gente que no le gusta el café? ¿Por qué separado se escribe todo junto y todo junto se escribe separado? ¿Cuál sentido preferiría perder? Seguro que el olfato no y mejor aquí le dejamos porque me llegó un olor a culco.

Texto: Jesús Cáñez
Imagen: Google Images
Video: The Polar Dream - Caballos (Horses) - YouTube
@ochosieteuno_