miércoles, 30 de septiembre de 2020

De Alebrijes y Cilecántropes

 




Canción para acompañar el texto: Alebrijes - Cirque du Soleil
Tiempo aproximado de lectura: 3 mins

La otra vez te contaba de como México es una fusión de ideologías y creencias, sincretismo prehispánico y judeocristiano, mismo que vemos plasmado en todos lados y en todas las cosas a lo largo del territorio como en las leyendas o en las tradiciones y costumbres. Ahí mismo es donde vemos un sinfín de colores que evocan la sensibilidad indígena cuando nos regalan sus obras de arte en objetos concretos: las artesanías.

Por todo el país vemos artesanos y sus trabajos, la mayoría de las veces relacionados a sus etnias: chaquira en el arte Cora y Huichol; piedra caliza en la península de Yucatán con descendientes Mayas; juguetes y vasijas Tarahumaras en Chihuahua –aunque el barro se extiende por toda la república, como en Oaxaca el barro negro, no es albur-; y muchísimos ejemplos que no acabaríamos de mencionar entre toda la materia prima y recursos propios del lugar de origen de nuestros maestros artesanos.

Imagínate estar en medio de un bosque muy raro y de repente te empiezan a aparecer criaturas extrañas gritando, seres que tienen forma de animales reales o imaginarios, pero mezclados, como pokemones –seas mamóóóóóón-, que de botepronto te salga un pinche perrote con alas y patas -¿garras?- de cocodrilo y lo que tú quieras, haz de cuenta un cilecántrope. Esos entes gritan cada vez más fuerte, más fuerte y más fuerte, solamente repitiendo la misma palabra que no alcanzas a distinguir bien, ¿era “lebrijo” o “alebrije”? Gritan más fuerte. Te asustas. Por fortuna era un sueño. Despiertas y le cuentas a la raza lo que soñaste y no te entienden. Te frustras, peeeero, recuerdas que te dedicas a hacer artesanías en cartón y lo formas como tú sabes: alambre, periódico, engrudo, cartón y le pones las cosas raras que tenía tu animal y lo pintas de hartos colores.
Algo así le sucedió a Pedro Linares, el creador del famoso Alebrije el siglo pasado quien comenzaría a vender sus sueños en figuras de cartón en el mercado de la merced en la Ciudad de México, mismos que hoy son un éxito de ventas gracias a un documental británico y ventas con los gabachos. Para los mismos tiempos en Oaxaca deciden replicarlos pero con madera, para ser más precisos de árbol de copal, simón ese que huele chingón en la danza azteca y en la iglesia. Pa’ que agarres mejor la onda el alebrije es chilango y no de la tierra de Don Porfirio.

En ciertas comunidades oaxaqueñas se les ponen atributos humanos, mezclándolos con su espiritualidad, encontrándole sentido en el nahual. Pregunta uno de mis dos lectores ¿Qué chingados es un nahual? Pérate, pos ahí voy: en pocas palabras es un brujo o bruja que se convierte en animal. ¡Ah, chingao! Simón, pero en algunos lugares se dice que no necesariamente es un ser paranormal, sino que desde que nacemos estamos ligados a un nahual, que en este caso sería un animal que sería como tu pepe grillo, pero además te protege. Ándale, algo así como en la película de Coco con el xoloitzcuintle con alas, el mentao Dante. A esto se le llama Tonalismo. Los prehispánicos decían que nuestras almas tenían un destino y un tonalli podría ser cualquier cosa en la naturaleza, no necesariamente un animal, que marcaba nuestro carácter y acciones y la vida misma, repercutiendo en ambas partes. ¿Entonces no tenemos un alebrije cuando cruzamos el puente de cempaxúchitl como en la película de Disney? Cuestiona ahora mi otro empedernido lector. Pues no, acaso un nahual guardián, pero no sería uno como tal, meramente el alebrije es una artesanía que salió de las pesadillas de don Pedro Linares y alguien que trabajaba haciendo la película alusiva al día de muertos se fue con la finta de que era parte de nuestras creencias; entonces sí se relaciona con el tonalismo, pero no así con el surgimiento real de la colorida artesanía.

Hoy el alebrije está profusamente inmerso en la cultura popular dando lugar a cuentos, obras, desfiles, películas, personajes y hasta luchadores profesionales. Sea como sea el contexto que se le quiera dar, lo verdaderamente cierto es que desde su creación fue una artesanía que llegó para quedarse en la cultura mexicana. Un trabajo surreal y onírico que impacta a propios y extraños, que en un profundo halo de misticismo te arrebata la mirada y te deleita con figuras que te envuelven la mente y de lo único que puedes tener certeza es de su total hermosura.

Texto: Jesús Cáñez
Imagen: Google Images
Video: Alebrijes - Luzia - Cirque du Soleil/ YouTube
@ochosieteuno_

miércoles, 23 de septiembre de 2020

La tercera raíz

 




Canción para acompañar el texto: El negro de la costa - Alejandra Robles.
Tiempo aproxmado de lectura: 3:30 mins

En septiembre a toda la raza azteca le da por sentir los colores del lábaro patrio como en ninguna otra época, y con justa razón, pues se celebra la independencia del yugo gachupín en todo el territorio nacional. Empezando en Tijuana el recorrido que nos lleva a Cancún hay puestos afuera de cada supermercado vendiendo desde sombreros de charro hasta pines tricolores. La noche del quince las familias se reúnen a comer platillos típicos de nuestra maravillosa gastronomía –patrimonio inmaterial de la humanidad-, se pintan la bandera en el cachete y en el Spotify suena el mariachi interpretando El son de la negra, Cielito lindo y el bellísimo Huapango de Moncayo.

Así que subiéndonos al tren del mame, no podíamos dejar pasar la oportunidad de hablar de algo representativo de nuestra nación. Es realmente difícil para propios y extraños no sentirse atraído por la generosa paleta multicolor que nos regala la cultura mexicana, misma que ha sido construida en el sincretismo y que es hoy producto de la mezcla de indígena, español y negro. ¿Ah chingao, negro? Efectivamente, mi querido lirabirrow: afromexicanos o afrodescendientes. 

Calmao, deja te la barajeo más despacio. Verás, hace algunos siglos, cuando los españoles se dieron cuenta que la población indígena había quedado muy disminuida debido a las enfermedades y muertes decidieron traer al país, a la costa de Veracruz, precisamente, esclavos africanos para trabajar en las labores de la agricultura y maquinaria. Obviamente hubo mestizaje, palabra que te regala el sistema de castas de la conquista: El hijo de un indígena y español pos es un mestizo; pero aquí viene lo chilo: el hijo de un africano y un español es un mulato; y el hijo de un africano y un indígena es un coyote. Y nos dejaron un legado riquísimo, tanto en música y palabras como cumbia, mambo, rumba, bamba –ajá, la bamba-,o la danza de los diablos; de igual manera en raíces, tan así que es considerada la tercera.

Lamentablemente se habla poco de ello desde que Vasconcelos dijo que México era la mezcla de españoles e indígenas. La regó el compa, porque el segundo presidente de México –aunque hayan sido solamente ocho meses- el insurgente Vicente Guerrero, era afrodescendiente y btw abolió la esclavitud antes que Lincoln. Otro prócer de la patria y afrodescendiente también es nuestro queridísimo ‘Siervo de la nación’, don José María Morelos y Pavón, no, no son cuatro personas, es el vato de los billetes de a tostón. Se sabe también que el ejército de Hermengildo Galeana en tiempos de la Independecia estaba compuesto por gran mayoría de afrodescendientes de la costa del Pacífico. A la lista podríamos sumar también a Gaspar Yanga, quien en el estado de Veracruz construyó la primera colonia libre de América –o sea, sin esclavos-, a la cual llamó San Lorenzo de los Negros, hoy el pueblo se llama solamente Yanga, en honor a quien después de unos cincuenta años de la Independencia fuera nombrado como ‘Héroe nacional’, dicho sea de paso ahí se celebra el carnaval de la negritud.  En la misma esfera pueden entrar Emiliano Zapata y Johnny Laboriel. La verdad es que las aportaciones afromexicanas o afrodescendientes a esta bellísima república son hartas.

Al día de hoy la población de afromexicanos más grande se sigue encontrando en regiones tropicales, específicamente en la Costa chica y la Costa grande de Guerrero y Oaxaca, también en Veracruz y hasta aquí en Coahuila, ahorita te cuento de los Mascogos, calmao.
Como te decía, donde hay más pipol afromexicana en nuestros días es en el estado de Guerrero, para ser exactos, es la población de Cuajinicuilapa, donde la gran mayoría de sus habitantes son de raza negra, así que se le conoce como ‘la capital negra de México’. Es ahí mismo donde también se ha llevado el Encuentro Afromexicano, un movimiento que busca darle más visibilidad a esta etnia, que lamentablemente se encuentra relegada. Por eso ahí se avientan talleres, presentaciones, conciertos, gastronomía y todo lo relacionado con los afrodescendientes de todo el país.

Ya para cerrar deja te cuento in hot de los Mascogos aquí en el estado. Si tú pensabas que somos bien chingones en Coahuila porque tenemos pieles rojas como la tribu Kikapú -¿Qué, no me digas que tampoco sabías de los Kikapú aquí?, recuérdame echar un textito de ellos- déjame decirte que no, queridísima criatura del Señor, también tenemos comunidad de raza negra, compa: los Mascogos. A diferencia de los afrodescendientes del sur, acá en el norti se establecieron siglos más tardes, debido a que venían de los Estados Unidos por todas las guerras en territorios más al nortiii, como las guerras seminolas. Llegaron y se asentaron aquí, en lo que después sería una reserva concedida por el estado en las inmediaciones del municipio de Muzquiz. Fueron tomando notoriedad por diferentes medios, uno de ellos fue su gastronomía, incluida en el Seminario de Cocinas en México donde antropólogos del INAH revaloraron la cocina de la tercera raíz. 

Así que no, no somos la mezcla entre indígena y español, somos un crisol de culturas donde nos vemos reflejados en esta bellísima amalgama que es hoy el ombligo de la luna, donde sin la tercera raíz, no seríamos lo que conocemos hoy como México.

Texto: Jesús Cáñez
Imagen: Google Images
Video: El Negro de la Costa - Alejandra Robles / YouTube
@Ochosieteuno_

miércoles, 9 de septiembre de 2020

Sinopsis del séptimo arte




Canción para acompañar el texto Boy racers - Metronomy.
Tiempo aproximado de lectura: 3:30 mins

La televisión y el cine nos han acompañado a lo largo de nuestras vidas siendo uno de los tipos de entretenimiento que más nos gusta consumir, desde clásicos internacionales como Casablanca o Lo que el viento se llevó hasta los de Disney. Aquí en México tenemos los nuestros también, pero protagonizados por Pedro Infante, Tin Tan, María Félix y Dolores del Río, por mencionar a algunos.

Pero no por ser un clásico te garantiza que va a ser la mejor, sino solamente que es lo suficientemente buena para pasar de generación en generación y no caer en el inframundo cinematográfico. Pero aquí hasta las más malas tienen su lugar especial. Veamos qué dice IMDB.


Las diez películas mejor rankeadas según el Internet Movie Database son las siguientes y en este orden: 1.- Sueño de fuga. 2.- El Padrino. 3.- El Padrino 2. 4.-Batman: El Caballero de la noche. 5.- 12 Hombres en pugna. 6.- La lista de Schindler. 7.- El Señor de los anillos: El Retorno del rey. 8.- Pulp Fiction. 9.- El Bueno, El Malo y el Feo. 10.- El Señor de los anillos: La Comunidad del anillo. 
Puro peliculón, la neta. No sería mi top ten, ni en ese orden, pero bueno, The Shawshank Redemption y Tiempos Violentos tienen que estar.


Las diez más malas según estos camaradas son –ahora del 10 al 1-: 10.- El hijo de la máscara, 9.- Pledge This!, 8.- La Casa de los muertos, 7.- The Hottie & The Nottie, 6.- Kirk Cameron Salvando la Navidad, 5.- Birdemic: Shock and Terror, 4.- Manos: The Hands of Fate (LOL), 3.- Code Name: K.O.Z, 2.- Superbabies: Bebés Genios 2, y el primerísimo lugar se lo lleva Disaster Movie. La gran mayoría no las conozco pero con las calificaciones que tienen, ni ganas.


Hay películas tan buenas que siempre que te preguntan por tu favorita se te viene a la mente esa en la que estás pensando justo ahorita (no, no me refería a la de Chiquidrácula), lo mismo con las malas (aquí sí) o con los éxitos taquilleros (El Santo contra las momias). Sea de cualquier manera nos gusta consumir del séptimo arte, hasta te emocionas cuando a alguien le estás contando de esa joya del celulolide y ves cómo se interesa en tus fantásticos gustos por un héroe del pancracio internacional: el enmascarado de plata peleando contra inmortales mujeres sedientas de sangre en sus colmillos. Y yo creo que esa es una manera muy chingona de hacer la sinopsis para cuando te preguntan de qué trata, ¿no?

Las sinopsis en la cartelera del cine deja mucho que desear, por eso me di a la tarea de revisar (robar descaradamente –no todas-) y parafrasear ciertas descripciones más precisas para algunas famosas películas, lo que a ti ya te haría tener una idea más clara del filme y decidir si la quieres ver o no. Prosigamos.

La Dama de Negro: Harry Potter después de graduarse de Hogwarts se enfrenta a un fantasma.

Benjamin Button: la historia de un anciano que se muere de bebé.

Troya: Benjamin Button se agarra a espadazos con Hulk por culpa de Légolas.

El Caballero de la noche: un vato psicótico se viste de murciélago y le pega a un payasito.

Rogue one: un mexicano ayuda a una bola de inmigrates a entrar a un país de forma ilegal.

El Club de la pelea: …

El Rey León: un cerdo y una rata adoptan a un león morrito y le ayudan a matar a su tío.

Titanic: una burguesa envidiosa deja morir a un vagabundo en medio del mar.

Romeo y Julieta: después de morir en el mar Jack encuentra el amor pero se vuelve a morir.

Aladdin: un joven ratero conquista a una princesa con su lámpara de destrucción masiva.

Superman: un poderoso extraterrestre que se debilita con piedras verdes no es reconocido cuando usa lentes.

El gato con botas: un gato que usa botas.

La Bella y la Bestia: una mujer se enamora de un perrote que la secuestró.

El joven manos de tijera: un vato que no se puede limpiar se convierte en jardinero.

Godzilla: una iguana gigante hace un desmadre en Nueva York.

Dragon Ball Z, la batalla de los dioses: un chango que se convierte en humano pelea con un gato morado.

Karate kid: un ruquillo engaña a un vato diciéndole que le va a enseñar karate y lo pone a limpiar su cantón.

Avatar: unos pitufos gigantes se chingan a un ejército usando piedras y palos.

300: Quasimodo se va a Grecia porque Esmeralda lo triacionó y en venganza traiciona a unos weyes mamadísimos.

Scarface: un inmigrante en Miami se convierte en empresario chingón y muere de alergia al plomo.

Con estas veinte ya tienes para divertirte un rato. Yo te dejo porque voy a ver una película de otro wey mamadísimo que se roban del cielo y luego le da en su madre a un pelón azul con cuerpo de caballo y se va en su corcel alado y salva a una morrita que, a su vez, quiere escapar de otro wey azul con una flama en la maceta.

Texto: Jesús Cáñez
Imagen: Google Images
Video: Boy Racers - Metronomy / YouTube
@ochosieteuno_


miércoles, 2 de septiembre de 2020

En todo piensan (MKT)





Canción para acompañar el texto: tercer movimiento de Claro de Luna - Beethoven
Tiempo de lectura aproximado: 4 mins

Fuiste al supermercado y en la mente sólo tenías esas dos cosas que tenías que comprar. Las tomaste y en el camino te llevaste otras más, antes de llegar a la caja otras y justo antes de pagar añadiste otro par de productos. Al entrar a casa mientras le atascabas el colmillo a un Snickers te volviste a quejar: “Chingado, el dinero se va volando”. Y pos sí. ¿Pero cómo no te diste cuenta de que solo ibas por dos cosas y terminaste con diez? Fácil, la mercadotecnia en los supermercados juega con tu cabezota. Fijón.

Te quieres hacer un licuado para el desayuno porque ahora sí ya vas a hacer dieta y ya no vas a ser fat, sino fit y ay ajá, entonces entras a la tienda y luego luego están las frutas, ahí nomás entrandito. ¿En dónde está la leche? Comúnmente hasta el fondo de la tienda o del lado contrario, salvo honrosas excepciones. No creas que lo decidieron así por tu licuado, sino porque usualmente dejan los productos de primera necesidad, como la leche, hasta el final de la tienda. ¿Pa’ qué tú? Pos pa’ que le des la vuelta a todo el méndigo negocio y veas hartos productos, tons básicamente tu cerebro te va a decir: “ira, wey, los desodorantes están a dos por sesenta y cinco”, pues te los llevas.

Casi todo lo que ves en una tienda de conveniencia tiene su razón –mercadológica- de ser. Recuerda ese pasillo del Choco Krispis. Llamativos colores por todos lados, la etiqueta amarilla dando a entender que un producto de seiscientos ochenta gramos puede ser tuyo por tan sólo 49,99 -¡uta, qué ofertón! Ahí estás embelesado viendo al exgordo del Melvin luciendo sus nuevas advertencias de exceso calorías y exceso azúcar. Te vale grillo, tú sabes que el lunch se hizo para algo chocolatoso y ahora con mejor chocoleche. Repentinamente alguien te saca de tu embeleso: “¿Me permite, joven? Muchas gracias.” Te quitas y ya. No hay nada raro, ¿edá? Piénsale. ¡Apenas caben dos carritos en el pasillo, burro! De esta manera ante muchísimas situaciones te ves obligado a detenerte, por consecuente es probable que adquieras otro producto al cual no habías echádole el ojo.

Y hablando de pasillos, fíjate en dónde están colocados los productos de marca de renombre, o sea los más caros. Siempre estarán a la altura de los ojos. Siempre a la vista o arriba. No tienes ni necesidad de agacharte por ellos, los de abajo son más baras, pero ¿pa’ qué agarrar el chafita si el Salvo me salva me queda al acance de la mano pa’ echarlo al carrito?
Ahora, los carritos también tiene su función, eh. Hoy es por practicidad, pero en su tiempo también fue una estrategia de mercado. Había un wey muy chilo para el bisne que se llamaba Syvlan Goldman, el vato fue de los primeros en ventas de autoservicio, pero antes nomás habían canastas. Tons ideó lo que serían dos canastas grandes con rueditas y una mano libre y pum: gasonileras VIP, digo más ventas para el autoservicio. Te digo que en todo piensan. Fuentes: wey, créeme.


Tanto así que hasta la misma música es importantísima, desde el tipo de la misma a la hora en que la ponen. Foresempo, si todo está relax pues les conviene que tomes tu tiempo, tons te ponen música más tranqui para que te tardes lo que quieras y más permanezcas en la tienda llenando el carrito; si hay que meterle nitro, papi, te ponen rolitas más ruidosas pa’ que vayas echo la mocha, pero sin que se vea mermada la venta. Según los departamentos te la pueden cambiar, en tiendas que vender artículos caros te ponen música clásica, así según tú te sientes chilo pidiendo una sala perrona de escama de cola de sirena con mesa de mármol de Pénjamo mientras escuchas bien fresa y alterado el tercer movimiento de la sonata para piano número catorce en do sostenido menor de Tropicalísimo Apache, digo, de Beethoven. 
Se incorporan a tu día a día: Soriana, patrocinador del Club Santos Laguna en tiempo de liguilla te pone el himno del equipo. Ahora que empieza septiembre ya ponen el son de la negra para que te lleves tu cubrebocas de bandera nacional y en tiempos decembrinos te ponen el burrito sabanero pa’ que compres con espíritu navideño. Te digo que en todo piensan.
Fuentes: de Ortiz.


Hace rato te estabas quejando de que el dinero se iba volando mientras le dabas la mordida al chocolate. Ese lo agarraste ahí en la registradora. Ni se te antojaba, pero ya estabas ahí. Cada vez te ponen más cosas ya en la caja, están como el pinche Rappi antes de pagar: “un último antojo”. Nomás que en la tienda son más listos, bigobigo: te ponen un refri con cocas de cada lado, y sino de cheves como patas de pingüino, ya entrando a la línea de caja parece la canción del tamalero, wey: Halls, clorets, pepitorias, cacahuate, tridents, chocolate, mazapanes, cigarros y tictac, rosas, bolas y tamal… de chocolates traigo Ferrero Rocher, M&M, Milky Way, Snickers, Kinder bueno chocolate, milk chocolate del Kiss y Carlos quinto. La cantaste, ya te caché. Obviamente algo te llevas, claro lo que está a la altura de los ojos. En todo piensan.
Fuente: del pensador.

Pérame, ahorita vengo, voy por unas frutas y un litro de leche porque mañana empiezo a ser fit.


Texto: Jesús Cáñez
Imagen: Google Images
Video: Moonlight Sonata 3rd Mov - LVB - Youtube

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