miércoles, 16 de diciembre de 2020

Secret Santa

 


Canción para acompañar el texto: Carol of the bells (Ska-punk cover) - Ska Tune Network
Tiempo aproximado de lectura: 4 mins

Diciembre es un mes que se presta prácticamente para todo; son incontables los símbolos de amor y las muestras de bondad que se ven por doquier y hasta en los atarantados que se avientan el Lupe-Reyes (¿ya les va calando el quinto día, edá?). Las calles se inundan de luces y decoración, los amargados que dicen que la mercadotecnia pone al gordinflón de barba cana y traje rojo hasta en el confleis también andan cantando cómo beben los briagos de tus tíos, digo, los peces en el río. Las abuelas se regocijan nomás de pensar en el banquetazo que van a aventarse y tú ya estás de baquetón imaginando los mazapanes y avellanas que te vas a zumbar. Pero no te duermas en tus laureles, lirabirrow, se te ha olvidado algo: ¿Ya tienes el regalo del intercambio? Testoy dieciocho questamos a quince, no agarras la once. Testoy diciembre.

Es común que le entres a un intercambio navideño –secret santa, le dicen los mamadores-, más en estas fechas que la patria anda jodida y pa’ alivianar el gasto en vez de darle un regalo a todos los integrantes de la familia pos mejor un intercambio y juega, pariente; lo mismo con tus amigos y uno que otro conocido que te cae mal y andas todo hipocritón diciendo que es una personita bien especial, nah, nocierto, es diciembre y es tiempo de perdonar. Pero a todo esto ¿por qué damos regalos en estas fechas? Duh, porque es mi cumpleaños, ahtecreas, deja te digo.


Dicen los que dicen que saben que en la fiesta de Saturnalia –entre el 17 y el 24 de pistiembre- en la antigua capital de lo que hoy es Italia, se celebraba a Saturno –pretends to be shocked- que era el chilo de la agricultura. Para conmemorarlo se daban banquetes y la gente se daba regalos, tales como ramitas de laurel o muñecos de barro entre la clase popular, mientras que la raza de varo pues se daban joyería o cosas que demostraban su poder adquisitivo.

Otra teoría dicta que es debido a los Reyes Magos. Melchor, Gaspar y Baltasar como se les conoce a este trío de sabios hombres llevaron regalos al niño Jesús siguiendo una estrella que los condujo a la ciudad de Belén en Judea donde según escritos le obsequiaron oro, incienso y mirra. Mismos detalles que serían un intercambio debido al regalo de la presencia de Dios en carne y hueso.
Una más relata que viene del paganismo ya que mucha bandita celebraba a sus dioses en el solsticio de invierno, fecha que coincide con la designada por el cristianismo para la Natividad. Donde los patrones le otorgaban regalos a sus trabajadores agradeciendo por sus servicios. Es así que la religión toma estas conmemoraciones cuando los paganos se convierten a la Cristiandad.


Seiya como Seiya y haiga sido como haiga sido, la tradición de dar un obsequio en estas fechas es siempre muy agradable. Es el tiempo perfecto para demostrar ese afecto y dar esa muestra de amor que si bien no necesita ser algo material una Ford Lobo nunca cae mal. Uno da lo que tiene –sin albur, o bueno, si quieres- y eso siempre será grato, ya lo dice el gótico boxeador: es mejor darks que recibirks. Nomás que si le vas a entrar a un intercambio no seas macana, we. Ahí anda mi compare consiguiendo un regalo chingón para el que le tocó en el papelito: que su relojito Rolex, su botellita de Blue Label, su maletincito de tomahwaks kobe A5, sus chocolatitos Godiva, ya sabes, lo normal y a él me le regalas una mochila de plástico duro del Bob Esponja –historia real-. No sean así, raza, es diciembre.
Por eso lo mejor hoy es hacer tu grupito de guasap, poner un varo mínimo y mandar fotos de opciones de lo que quieres; pero neta manda tus opciones, carnal, no vaiga siendo que te den la mochililla gacha esa y te agüiten el crismasdei. Sin embargo, no debemos olvidar que el mejor regalo son todas esas bendiciones que existen en tu corasound y te hacen siempre una mejor persona a pesar de lo que estés atravesando. 

Amiguito, el gran equipo de colaboradores de 871 -o sea yo-, he decidido tomar un descanso puesto que es justo y necesario refrescar esta ardilla que semana a semana pretende que olvides por menos de cinco minutos lo cotidiano. Así que con el alma deseo que nazca la gracia de la pureza en el sucio pesebre de nuestros corazones y lo mejor que pasó este año sea apenas la uña de lo excelente que será 2021. Que el buen Dios te bendiga y te guarde; que siempre vuelva su rostro a ti y te mire con ojos de miseriordia; que el buen Dios te conceda su favor y te regale la paz.

Te dejo con un romancillo heptasílabo navideño a modo de villancico compuesto por tu humilde servilleta. Gracias por acompañarme esta parte de 2020 y gracias gigantes por las miles de visitas –ay we, me sentí influencer-. Bendiciones, mucha salud y ¡Feliz Navidad y el mejor 2021! Nos vemos en enero.


La voz del ángel

-¿Escuchas, pastorcillo,
el son de las campanas?
-¿A qué se debe el gozo
que ya este pecho inflama?
-Pues nace el redentor:
bondad de Dios humana,
humilde en un portal
detrás de esa montaña.
Verás un gran lucero
que luz a luz regala:
del cielo luz divina, 
del mundo luz al alma.
-Corriendo voy, señor,
por todos a mi casa;
se deben enterar
de dicha soberana.
-Avanza pues, pastor, 
con rumbo a tu morada,
no dejes de llevar
las cítaras y flautas
que en corte celestial
querubes brincan, saltan;
las nubes se divierten;
los ángeles ya danzan.
Se fue el pastor de prisa
gritando en su garganta
que nace el salvador
de una mujer sin mancha.
Llegaron los pastores
y al niño-Dios alaban.
Los reyes del oriente
también postraron cara
en piso majestuoso:
Belén, la tierra Santa;
y el ángel del Señor
cuidó de sus espaldas.

Texto: Jesús Cáñez
Imágenes: Google Images
Video: Carol of the bells (Ska punk -Ska-Core cover) - Ska Tune Network / YouTube
@ochosieteuno_

miércoles, 9 de diciembre de 2020

Re: Refranes




 Canción para acompañar el texto: Beast, plase be still - A narrow escape
Tiempo aproximado de lectura: 3 mins

No he podido descifrar de qué debo escribir hoy, tengo una especie de bloqueo mental, y es que hasta al perro más flaco se le van las pulgas, ya hasta parezco candil de la calle, oscuridad de mi casa. ¡Oh! ¿Y ahora, quién podrá ayudarme? -¡Yo, el chapulín colorado!
Ando buscando el burro y ando montado en él. Gracias, Chapulín, a ver si no le echo mucha crema a mis tacos.

Uno de nuestros grandes súper héroes nacionales y estandarte de la cultura popular mexicana es un personaje creado por don Roberto Gómez Bolaños: "más ágil que una tortuga, más fuerte que un ratón, más noble que una lechuga, su escudo es un corazón, es El chapulín colorado". Dicho héroe tiene la facultad del paremiólogo, que es una persona que estudia los proverbios y refranes, salvo que nuestro amado amigo se revuelve un poco con sus dichos. Como decimos en La laguna, se reboruja. Entonces, a darle que es mole de olla.

"Recuerda que ya lo dice el viejo y conocido refrán: el dinero no hace verano. No, no. este: una golondrina no hace la felicidad. No, no. La felicidad es tener dinero para irte de vacaciones en el verano y si no más vale que te toquen las golondrinas porque... bueno, la idea es esa". -El chapulín colorado.

Doña Wikipedia dice que la paremiología es la ciencia que estudia los refranes, los proverbios y demás enunciados cuya intención es transmitir algún conocimiento tradicional basado en la experiencia. Pero como dijo Jack, el destripador: "vamos por partes".

El refrán, es un enunciado sentencioso que se aleja del proverbio, el cual a su vez es más culto, mientras que el refrán es popular. En una especie de matáfora o juego retórico se aplica una sentencia a determinada circunstancia, porque a caballo regalado no se le ve el colmillo.



Otro de los más grandes refraneros de nuestra lengua se encuentra en el Ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, de Miguel de Cervantes Saavedra. Su personaje Sancho Panza, el fiel escudero del caballero desfacedor de entuertos, enmendador de agravios, dice tantos y tantos refranes que al mismo protagonista termina por enredarlo y le explica que "los refranes son sentencias breves, sacadas de la experiencia y especulación de nuestros antiguos sabios", acabando por soltarle un par de refranes al hilo. ¡Ay, querido, don Quijote, parece que no te das cuenta que el perro es bravo y le pateas la puerta.

El escritor oaxaqueño Andrés Henestrosa dice: "un dicho y un refrán suelen concretar situaciones y abrir ante nuestros ojos un rumbo, poner en nuestra voluntad una decisión, decidir un paso inicial. Y no de modo caprichoso o casual. Los dichos y los refranes son el resumen de la sabiduría humana acumulada en muchos años de experiencia".  Por lo que la experiencia es básica para poder hilar un dicho ante esa circunstancia especial. Una verdadera chulada, es decir, el que con lobos anda, a aullar se enseña y el que nace pa' tamal del cielo le caen las hojas.Y ya mejor nos despedimos con una plática entre don Quijote y Sancho porque se hace pesado el difunto cuando siente que lo cargan. Vamos pues con lo que antes mencioné.

 "–No más refranes, Sancho, pues cualquiera de los que has dicho basta para dar a entender tu pensamiento; y muchas veces te he aconsejado que no seas tan pródigo en refranes y que te vayas a la mano en decirlos; pero paréceme que es predicar en desierto, y "castígame mi madre, y yo trómpogelas".
–Paréceme –respondió Sancho– que vuesa merced es como lo que dicen: "Dijo la sartén a la caldera: Quítate allá ojinegra". Estáme reprehendiendo que no diga yo refranes, y ensártalos vuesa merced de dos en dos.
–Mira, Sancho –respondió don Quijote–: yo traigo los refranes a propósito, y vienen cuando los digo como anillo en el dedo; pero tráeslos tan por los cabellos, que los arrastras, y no los guías; y si no me acuerdo mal, otra vez te he dicho que los refranes son sentencias breves, sacadas de la experiencia y especulación de nuestros antiguos sabios; y el refrán que no viene a propósito, antes es disparate que sentencia. Pero dejémonos desto, y, pues ya viene la noche, retirémonos del camino real algún trecho, donde pasaremos esta noche, y Dios sabe lo que será mañana." (Segunda parte, capítulo LXVII).

Nos leemos el siguiente miércoles porque al que a buen árbol se arrima, buena sombra le cobija.

Texto: Jesús Cáñez
Imágenes: Google Images
Video: Beast, please be still - A Narrow Escape
@ochosieteuno_

miércoles, 2 de diciembre de 2020

Nombres y repeticiones


 


Canción para acompañar el texto: Climbing a wall - Floral
Tiempo aproximado de lectura 3:30 mins

Dicen que el nombre que lleva una persona define algunas de sus características, de igual manera los nombres de pila que lleva cada individuo, generalmente, tienen una razón de ser por más estúpida que esta parezca. Los que pertenecemos a la grey judeo-cristiana, solemos llevar algún nombre bíblico; los de papás que estaban en el gabacho cuando tuvieron a sus engendros queriendo encajar con la socialité gringa les ponen nombres muy pochos; los mayas, nahuas y comunidades indígenas también tienen sus nombres propios. Por ejemplo, aquellos indios pieles rojas:
-¿Papá por qué hermana llamarse Águila blanca?
-Porque ser lo primero que ver cuando tu madre dar a luz.
-Ah ¿Y por qué hermano llamarse Búfalo pequeño?
-Porque ser lo primero que ver cuando tu madre dar a luz. ¿Por qué preguntar tanto, Perro cagando?

La Antroponimia es una rama de la Onomástica (Estudio de nombres propios) que estudia el origen y significado de nombres y apellidos de las personas. Según algunos eruditos de la rama, los nombres eran para darle designación a un ser humano y el apellido para indicar de qué familia era, que en ocasiones era conveniente si las familias tenían poder o algún linaje de nobleza. Supongo que no a todos les convenía. Dejando así los nombres como un simple designador y sólo etimológicamente podemos saber el significado histórico del nombre que lleva cada persona.

Lo mismo pasa con los apellidos. Algunos son para indicar de dónde vienen tus antepasados, nombres de ciudades, o algunos dejando en claro que eres hijo de queeeen eres. Cuando empezaron a existir muchas personas con el mismo nombre deberían de conocer al sujeto por su lugar de origen, en la Biblia, por mencionar algún texto antiguo, por ser residente de la localidad de Nazaret te llamaban el Cireneo, Nazareno o el Galileo; después vendrían lugares cercanos o la misma ubicación de su vivienda: del monte, de la torre, del río, del valle, etc.. Igual por sus características físicas: obeso, delgado, blanco, prieto, rojo, calvo, etc. Los romanos no tenían muchos nombres así que les ponían números, Claudius sextus, por ejemplo; en el arameo antiguo el prefijo “bar” significa hijo. Por lo que Jesucristo es Jeshua bar Yosef: Jesús, hijo de José. En el español existen patronímicos con sufijo -ez, que indicaban de quién eran hijos: Martínez, Hernández, González, es decir, hijo de Martín, Hernán y Gonzalo; los anglosajones tienen el -son, Johnson, hijo de John; y así en todos lados se cuecen habas.


Pero después, sobretodo en los sitios más católicos, vino la costumbre de tomar el calendario y poner el nombre del Santo del día, el famoso santoral. Si así fuese, yo me hubiera llamado en vez de Jesús Abraham, Cipriano, Gorgonio –que me quedaría al chingazo por panzón-, Leocadio, Pedro Fourier, Wulfildo –Dafuc?-, o Juan Diego si hubiera nacido después de que Juan Pablo II lo canonizó.  

Aquí después, vinieron casos, específicamente en México que existieron personas llamadas Anivdelarev (Aniversario de la Revolución) que nacieron un 20 de noviembre. Peor aun los que tienen calendario gringo y le pusieron a su hijo Usnavy sin saber que era el día de la Armada Naval de la tierra del Tío Sam.

Así que después de un rato de sinceras carcajadas, les dejo unos nombres que me robé de distintas páginas de internet para que si conocen a alguien que va a poner nombre les hagan estas pequeñas recomendaciones:

Según el periódico el Universal en el DF se vieron estos nombres:

Jesús bajado de la cruz.

Horny

Azul Cielo

Robocop

María de la Circunsición

Anvardi (Su padre se llama Andrés Vargas Díaz)

Sarlifan

Tineke

Felicísimo

Vergonio –es neta-

Puterio –x2-

Dolumamijuvisa –Domingo, lunes, martes…-

Isolet –Muchacha que nació en incubadora y el artefacto tenía esa palabra, una suerte de traducción del inglés a aislada-

Evenflo

Maybelline

Pashmina

Blanca Navidad

Brisa del Mar

Wisinyandel

Doncorleone

 

De Yahoo answers:

 Williams

Leididí

Máicol

Auxilio

Salud

Telésfora

Jovito

Edelmiro

Celerino

Gumersindo

Apolinar

Pulchería

Javiera

Sergia

Jorja

Terminator

Wolustano

Rutilio

Aniceto

Crispín

Salustiano

Gervasio

 

De otros sitios:

 Pitasio

Primitivo

Cástulo

Ausencio

Angustias

Rodimiro

Nepomuceno

Presentación

Agapito

Superman

Cenicienta

Comodín

Torcuato

Sidronio

Espaminondio

Hitler

Agamenón

Epifanio

Lennon

Chaplin

Einstein

Hussein

Satanacio

Exsuperancio

Masiosare

Sé que hay muchos más, pero ya se está llegando la hora de la telenovela. Al menos en el DF, parece ser que ya hay una reforma para aquellos padres que quieran registrar sus hijos con un nombre “infamante". Eso hubiera sido bueno para el mexicano con el nombre más largo del país, el saltillense Brhadaranyakipanishadvivekachuda Erreh Muñoz Castillo. Imagínate cuando se presenta el camarada:
 -Hola, me llamo Brad, mucho gusto.
-¿Bradley?
-No. Brhadaranyakipanishadvivekachuda.

Ya mejor un chiste malo y vámonos porque ahorita salen los Gignacs y los Pandemios.

-Hey, papá, ¿Por qué dejas que mi mamá te trate así?
-Es que cuando estaba embarazada, prometí que si me dejaba escoger tu nombre iba a tolerarle los caprichos toda la vida.
-¿Y valió la pena?
-¡A huevo, Gokú!

Texto: Jesús Cáñez
Imágenes: Google Images
Canción: Climbing a wall - Floral/YouTube
@ochosieteuno_

miércoles, 25 de noviembre de 2020

Supersticiones y un repollo




 Canción para acompañar el texto: Bocanegra - Sonido Gallo Negro
Tiempo aproximado de lectura 4 mins

Fui a la plaza de armas de Torreón para mitigar la sed con un vaso de agua célis con limón (personas que me leen y no saben qué es los invito a visitar nuestro bello centro histérico), y en el trayecto decidí pasar por el Mercado Juárez. De pronto una infinidad de voces que me hicieron sentir buchón me hostigó con frases como: "¿Qué andaba -así en pasado- buscando, joven?", "Pregunte, jefe, sin compromiso", "Pásele, patrón, aquí tenemos el remedio que le andaba faltando", etc. Es irremediable no detenerse a ver por un momento la gran cantidad de hierbas, aceites, mazos de cartas, estampitas, caracoles, figuras de esqueletos, lociones, jabones de "dinero ven", trucos para hacer "amarres", cuarzos, polvos de "foloumí", esencias y otro etcétera. Pero entre todas las cosas, me llamó bastante la atención una herradura con trozos de sábila, listones rojos y un collar de cabezas de ajo con una estampita de un santo de cuyo nombre ahora no puedo acordarme. Quesque pa' la prosperidá en los negocios y pa' evitar las malas energías.

La suerte, buena o mala, ha rondado a la humanidad desde tiempos ancestrales. La civilización Mexica, por decir alguna, hacía sacrificios para cambiar el humor de los dioses y obtener algunos beneficios -algo así como lo seguimos haciendo ahora-; supersticiones les llaman algunos, que para los romanos eran para sobrevivir a los malos augurios traídos por las aves.
Algunas de estas mismas para atraer la buena suerte son los ya mentados cuarzos, la herradura de un caballo, el número siete o una pata de conejo. O todas juntas. A veces las necesitamos porque qué tal que es como este otoño, que en 666 años no había caído Halloween en viernes 13 y mira, ya hasta se murió Maradona. 

Hay otras que ocurren por mero destino. Hace tiempo conocí a una persona que cada que pasaba el afilador tocando su flautita se sacudía todo el cuerpo porque iba a recibir dinero, por las mismas razones también se sobaba el codo cuando se pegaba. Igual, hay gente que dice que es de buena fortuna que te cague un pájaro en la cabeza. Recuerdo que de morrillo la señora de la tiendita en la primaria decidió incluir en la canasta básica pa' los plebes unas delicias culinarias de otro país comúnmente conocidas como jotdocs, así que fui por uno. Y ahí iba yo rumbo a la cancha de fútbol cuando justo en medio de mi almuerzo cayó una caca de paloma. Menos mal que no soy supersticioso y me quedé con hambre. Menos mal que las vacas no vuelan.

Pero también hay varias supersticiones de mala suerte. Estas son las que nos encantan, y entre ellas se encuentran, por citar algunas: pasar debajo de una escalera; romper un espejo porque te vienen siete años de infortunio -chingao, en la mañana rompí el del baño y ya iba saliendo de los otros siete-; cruzarse con un gato negro -tan chulos que son-; todas las de los martes; tirar la sal, que e igual a echar mala sal, como el Cruz Azul; escuchar o decir el nombre de una mala persona, como Voldemort; abrir un paraguas bajo techo o dejar unas tijeras abiertas; el mal de ojo; toparse con un tuerto por la mañana al salir de casa -imagínate que es un familiar tuyo y vive contigo. Te chingaste de por vida, compa-;  o en el treatro nunca vestir alguna prenda amarilla -esos pinchis teatreros como jugadores de fútbol son harto supersticiosos-; a todos aquellos que inician puesta en escena: rómpanse una pata y mucha mierda.

En Como agua para chocolate, libro de realismo mágico de Laura Esquivel, menciona que los tamales no se cuecen si hay personas peleando en la cocina porque los deliciosos tamalitos se enojan, entonces tienes que cantarle canciones de amor para que se reconcilien.
Lo que nos lleva a las supersticiones para contrarrestar las malas supersticiones -jaja-: Tocar madera y botellita de jerez, todo lo que me digas será al revés; hacerte una "limpia" con un limón o un huevo -terminas todo adolorido-; bañarte con hojas de pirul; hacerle caso al horóscopo; jalarte las orejas cuando te asustas -las orejas nomás, eh, puercos-; ponerle a las embarazadas una chingadera de metal en la panza cuando hay eclipse; y llevar un amuleto pa' contrarrestar las desgracias y el mal d'iojo, etc.


Hay otras que dictan el destino por lo que vendrá a futuro: como aquellas que ya mencioné para que te caiga una feria; si a un muerto se le quedan los ojos abiertos es que lo va a seguir alguien de su misma familia -pinchis nazis-, si te cae la muerte en las cartas tuerces el de hoja, cuelgas los tenis, te carga el payaso, como gustes; si te barren las patas no te casas a menos que pises la orilla de la escoba; todas las de año nuevo, etc.

Hace varios años, me puse la argolla de matrimonio de una prima en el dedo anular y me dijo que ya no me iba a casar ni poniendo a San Antonio de cabeza; y mírame, bien casado por las tres leyes: por el civil, por la iglesia y por pendejo. Pero yo sé de la más fuerte de todas las supersticiones a futuro, y lo digo porque pasa, la famosa y temible maldición gitana: pisteas lunes, pisteas toda la semana.

Y ya pa' cerrar porque llevo 13 minutos escribiendo, la famosa triscaidecafobia, es decir el miedo al número trece. Dicen los que dicen que saben, o sea Wikipedia, que surge en la Última Cena de Jesucristo, por estar sentadas trece personas en la mesa y ya sabemos lo que pasó depués. Es así que muchas aerolíneas no tienen la treceava fila; muchos hoteles no tienen el décimo tercer piso -me consta, en Guadalajara me hospedé en uno; y aquí en Torres no decimos la trece cuando de las calles hablamos, de la doce nos brincamos a la catorce y a la trece le llamamos por su nombre: Cuauhtémoc.

Y ya vámonos a la plaza por mi agüita que me dio más sed. Ya llevo en mi bolsa siete hierbas, tres jabones, dos esencias, cuatro aceites y seis amuletos. Al cabo yo no soy supersticioso porque es de mala suerte.

Texto: Jesús Cáñez
Imágenes: Google Images
Video: Sonido Gallo Negro - Bocanegra / YouTube
@ochosieteuno_

miércoles, 18 de noviembre de 2020

Adelitas y Mulanes



 Canción para acompañar el texto: La Adelita
Tiempo aproximado de lectura: 3:30 mins

En esta fonda de comida tradicional mexicana imagínate que servimos en la mesa unos deliciosos tacos de contradicción nacionalista y para no pasárnoslos a gorilazo viejo los acompañamos con una suculenta bebida de refrescante agüita patriota de yonosé. Pos haz de cuenta que así es este bisne; dado que para muchos es de lo mejor que le ha pasado al país, motivo de gran orgullo,  unidad y hermandad, para unos otros es un evento que no debió de haberse llevado de la manera en que sucedió; y para algunos terceros, pues simplemente ni fu, ni fa Mulán (ya tengo Disney+, goee). Dedicarle un par de párrafos al tema que abordaremos hoy es siempre un gustito. A pesar de los dimes y diretes que se han dado a través del tiempo, es un evento que sigue levantando cejas y enfrenta hasta las élites intelectuales de estas tierras. Efectivamente: hablamos del reencuentro de RBD, y es que Dulce María y compañíaaaaatecreas, lirabirrow, nos referimos a la polémica Revolución Mexicana.

Eran los tiempos del hartazgo hacia el autoritarismo gubernamental cuando el movimiento revolucionario comienza a tomar forma, pero es hasta después de que mi general, José de la Cruz Porfirio Díaz Mori zarpa en el Ypiranga para no volver jamás que llegar a la silla del águila se convierte en una especie de Game of Thrones azteca. Tiempos violentos sin duda -y sin referirnos a Tarantino, que bien podría escribir harto inspirándose del acontecimiento- y lleno también de valientes muchachones como don Pancho Madero, tan valiente que hasta hablaba con los muertos, el chiquitín; valientes como el ´Centauro del Norte´, el general Doroteo Arango, mejor conocido en el barrio como Pancho Villa; valientes y guapetones con bigotazos pispiretos como el ´Caudillo del Sur´, el general Emiliano Zapata; valientes y constitucionalistas como el general Venustiano Carranza (sin apodo, con el nombre tiene); valientes y grandes estrategas como ‘El manco de Celaya’,  el general Álvaro Obregón, que a pesar de haber perdido una extremidad, nunca perdió una batalla. Y muchos otros más; pero hoy no vamos a hablar de esos vatos que se iban a la bola a darse de trompos. Nel, hoy hablaremos de las soldaderas (no porque soldaban fierros, burro. Mujer soldado) o Adelitas, como también son conocidas.


Cada Anivdelarev cuando estabas morrillo cantabas la Adelita todo melolengo con tu camarada que se desmayaba en honores: “Si Adelita se fuera con otro/ la seguiría por tierra y por mar, / si por mar en un buque de guerra/ si por tierra en un tren militar.” ¿Y a todo esto, quién es la mentada Adela? Pues, bueno, se les llamó Adelitas, soldaderas, mujeres combatientes o coronelas, a las mujeres que participaron de la Revolución Mexicana, aunque los términos tienen ligeras diferencias entre sí. Las labores más comunes eran las de enfermería, cocina, camillas, y servicio en las brigadas de los pelotones revolucionarios. Hoy –de modo erróneo- se utiliza el término como un nombre genérico para las mujeres haciendo alusión a la época: “Es que me tocó vestir a la niña de Adelita para el bailable.”
¿Pero por qué Adela y no Nepomucena o Fa Mulán? Verás, Adela Velarde Pérez fue una muchachona que se escapó de su cantón para irse con La Bola, ahí participó con la presidenta de la Cruz Roja como camillera atendiendo a los heridos. Es entonces cuando conoce a Antonio Gil del Río Armenta, se enamoran y este vato le llevaba serenata hasta su vagón del tren. Dicen los que dicen que saben que su amor aumentaba conforme lo hacía la violencia, y, en la Batalla de Torreón se tienen que separar, y es un poco después que sería para siempre cuando don Antonio muere en la toma de Gómez Palacio. Es ahí cuando antes de exhalar el último suspiro le da la letra de la famosa canción, mismo que ella entregaría a la banda de guerra de Villa para que la interprete. Se dice que causó tanto furor la letra que se tomó como himno y el mismo Pancho le pedía a la banda que la tocara antes de entrar en combate a modo de motivación.

Ya vi que estás leyendo échandote unas papas con salsa Valentina. Valentina como el corrido revolucionario. Valentina como Valentina Ramírez Avitia. Valentina como “La Leona de Norotal”. Valentina como Juan Ramírez. En efecto, mi querido lirabirrow, esta muchachona se vistió de hombre y se presentaba como Juan Ramírez para pelear en las tropas donde tomaron Culiacán. Con carrilleras sobre el pecho y su 30-30, Valentina alcanzó el grado de teniente. Hasta que un día un compañero, después de casi seis meses en la brigada, le cachó las trenzas y Valentina fue despedida de su grupo. Su heroica hazaña le valió para inspirar las letras de la isnigne canción, para nombrar a la salsa y para hacer el live action de Mulán. Bueno lo de la película no es cierto, pero lo demás sí.


Otra famosa coronela es Pedro Herrera, nombre que utilizaba Petra Herrera cuando participó en las batallas de la División del Norte, incluyendo una de las ya mencionadas tomas de Torreón. Nomás que no se le dio crédito porque #machismo. Luego hizo un batallón de puras mujeres y terminó como Coronela en el ejército constitucionalista de don Venus.

Vale la pena indagar en otras soldaderas, como Amelio Robles, quien dicho sea de paso fue el primer cambio de sexo reconocido en el país; Margarita Neri, María Quinteros, Rosa Bobadilla, Carmen Parra, La Güera Carrasco, entre otras muchas soldaderas y mulanes mexicanas que realmente importa conocer.

Ya te dejo para escuchar a gusto La Adelita, pero claro, en la versión de RBD.

Texto: Jesús Cáñez
Imágenes: Google Images
Canción: La Adelita (Instrumental) - Juanito Carrasco / YouTube
@ochosieteuno

miércoles, 11 de noviembre de 2020

Échale uno, échale otro...

 




 Canción para acompañar el texto: Baila mi cumbia - Jimmy Fontanez
Tiempo aproximado de lectura: 3:30 min

Le doy uno, le doy otro. ¿No le gusta? Se lo cambio. Sale uno, sale otro. Échale otro. ¿Quién me da mil pesos? Más abajo. Ochocientos. Échale otro. Ochocientos. Es más, no me dé ochocientos, deme setecientos. Y de regalo, y de regalo, le voy a dar el juego de cama. Mire, vea, para el niño el de los miniones y pa’ la niña, y pa’ la niña el de Peppa pig. Del bonito, del barato, de borrego. ¿Tampoco? Es más, a ver, señito, usted, la de rojo; oiga, güerita, ¿trae quinientos? No me dé quinientos, deme cuatrocientos pa’ echarme la persignada y mire lo que se va a llevar: secretario, pásame ese, el de arriba, ese mero, el del león, el suavecito. Está de pelos, de peluche. Échame otro y esas sábanas de hilo egipcio, y nomás porque ando de buenas dame ese cojín de popelina ¿ah, ya nos llevamos? Vea nomás, ¿se va a animar, caballero? Le doy otro. Cobrador, ve con ella...

Ya nomás leíste y te viste frente al vendedor de cobijas ¿edá? Así te quería agarrar. Ahí te tiene todo embobado el pinche merolico. No te culpo, es más, te justifico. Su discurso es ágil y verlo es un deleite; se avientan mensajes más rápidos que raperillo de poca monta soltando su doble tempo. Estos sujetos muchas veces son trabajadores y representantes de fábricas textiles, particularmente del centro del país; muchas otras son vendedores independientes que vienen haciendo el mismo oficio de generación en generación. Sin embargo, a pesar de las diferencias que pudieran existir dentro de su misma labor todos coinciden en que desde hace muchos años venden –o vendían- un producto estrella: la típica cobija de acrílico con estampado de algún felino, equino o guerrero prehispánico; exacto, el famosísimo cobertor San Marcos. Ese mero, el del tigre. Tan calientito que Jon Snow lo usa beyond The Wall.


Con nombre de evangelista Cristiano este singular aliado contra las noches de concha y chocolate se ha posicionado de un tiempo para acá como un estandarte dentro del imaginario de la cultura popular mexa. Tal vez junto a las máscaras de luchador, el albur, la selección nacional, el mariachi, el tequila o La Virgen de Guadalupe, es una de las efigies que ensamblan a todo el demográfico azteca.

Similar a los Chachitos que aparecen en tu alacena y nadie sabe de dónde salieron, esta ropa de cama cumple la misma suerte en tu armario. Nomás aparece. Disminuye la temperatura y arrumbado ahí bien dobladito encima de tus atuendos invernales ese par de ojos de unicornio en fondo azul te grita que quiere cobijar la piel chinita de tus brazos. ¿Quién eres para negarte al calor de la suavidad de sus fibras? Lo tomas y te enrollas en su calidez como abrazo de abuelita. Hasta lo sentiste, lirabirrow.

Jesús Rivera Franco fue el compatriota que materializó el sueño de tener una cobija que pudiera proporcionar calor y que fuera asequible para toda la población. Este residente hidrocálido oriundo de mi natal Teocaltiche, Jalisco, fue a trabajar a corta edad a una fábrica de sarapes en el vecino estado de Aguascalientes siendo ahí donde se familiariza con los textiles. Después de un par de viajes a Europa, particularmente a España, regresa con el material perfecto para concretar su idea. Dicen los que dicen que saben que después de más de dos mil intentos salió avante con la famosa cobija que engalana la mayoría de las casas mexicanas. Esa de cara en los dos lados y la etiqueta con los arcos de San Marcos ahí en agüitas.

Sin embargo, no siempre gozó de la popularidad que la nostalgia permite que hoy esos cobertores sean objetos de deseo. Por un tiempo, el San Marcos fue visto como un pedazo de tela de mal gusto o que bien, se relacionaba con las clases bajas y paupérrimas del país. Mera hipocresía, pues esta democrática cobija tiene su lugar en las casas de la gente más acomodada como su rinconcito en la de la familia más humilde. Tal vez esta idea se debió además de sus exóticos diseños, al uso que varias personas le daban, pues se veían en los asientos de los vochos, como cortinas o cubriendo el sillón fresón, no vaiga siendo que se nos manche.


Si tú tienes uno de los antigüitos permite que te diga que tienes una de las pocas piezas que se conservan de las confecciones originales. En los años noventa Rivera decide vender San Marcos a Cydsa –los de Sal La Fina, entre otros-, que debido a las pocas ventas del producto original decide cerrar permanentemente hace dieciséis años, por lo que si en ese lapso compraste uno de ellos lo más probable es que sea fake. Esa disminución de ventas se originó debido a la llegada de réplicas chinas a muy bajos precios, al igual que replicaron las guitarras de Paracho y los sarapes de Saltillo. Ponte al tiro, ahí andas bien contento con tu sarape de Saltillo made in China.

Hoy es tal la nostalgia del producto que inclusive la diseñadora Brenda Equihua hace dos años se dio a la tarea de lanzar al mercado siete productos basados en la idea original del cobertor San Marcos, entre los que destacan chamarras y sudaderas. Así que si te andan sobrando de 250 a 500 dólares lánzate por una de ellas.

Mientras llega el frío sabroso cobíjate con lo que halles, luego te das de topes por no hacerle caso al merolico cuando no le ofreciste los cuatrocientos que te puso ya en rebaja. Le voy a dar ese. Le voy a dar otro, ahí le voy. Le voy a dar el cobertor de Aguascalientes. Le doy ese. Seiscientos. Le doy otro. Seiscientos. Pero no me dé los seiscientos, no, deme cuatrocientos. Mire, vea, ahí le va. Pásame ese, el del tigre. Pásame otro. Cuatrocientos. Échale otro. Cuatrocientos…

Texto: Jesús Cáñez
Imágenes: Google Images
Canción: Baila mi cumbia - Jimmy Fontanez/ YouTube
@ochosieteuno_

miércoles, 4 de noviembre de 2020

Veinte pétalos

 



 Canción para acompañar el texto: Cempasúchil - Monsieur Periné ft. Rubén Albarrán.

Tiempo aproximado de lectura: 3:30 mins

El Día de muertos es una tradición mestiza llena de misticismo y simbolismo, una alegoría a la celebración de la vida por medio de la evocación que no permite que se extinga ese recuerdo de nuestros seres queridos; conocemos que en el altar las ofrendas no son colocadas al a'i se va, sino que cada una de ellas –bueno, la mayoría pues’ombeee- tiene su razón específica de ser en ese homenaje a todos aquellos que se han adelantado hacia la patria eterna. De este modo sabemos que según la tradición los cuatro elementos de la naturaleza tienen que estar representados en nuestra ofrenda, siendo el papel picado, la fruta y comida, el agua y las veladoras el aire, la tierra, el agua –woah- y el fuego respectivamente; el incienso aleja a los malos espíritus; etcétera, etcétera, etcétera, etcétera, etc…


Un imprescindible elemento que destaca por su aroma y color en cada dedicatoria y fiesta alusiva a los difuntos es la flor de Cempasúchil, misma que desde tiempos precolombinos y debido a sus tonalidades que van del amarillo al naranja se le ha asociado al sol y a sus rayos. Pero no pienses tampoco que nomás se pone porque se ve bonita, nel. La función que cumple el Cempohualxochitl (veinte flor en náhuatl) en la ornamentación de los altares y tumbas cada noviembre es la de crear senderos con sus pétalos o colocando las flores completas para guiar a las almas a su destino en el plano terrenal -¿te acuerdas del puente en Coco? Pos así merengues-.

Esta planta que florece en México después de la temporada de lluvias tiene en nuestro país 35 de las 58 especies que existen en América y en una de esas podrían ser más altas que un alux, ya que sus tallos llegan a crecer hasta el metro de altura. Además de ser el sendero que encamina a las almas de los finados, la flor de muerto como también se le conoce tiene otros usos, pues se utiliza como colorante en textiles; inclusive al día de hoy en algunas comunidades se sigue utilizando como remedio para problemas estomacales y de la piel justo como la utilizaban nuestros antepasados mexicas, para quienes también era un símbolo de la vida y la muerte; y es exactamente en este simbolismo que llegamos a lo que te quiero contar: la leyenda de la flor de Cempasúchil. Ponte cómodo, ahí te baila.


Dicen los que dicen que saben que hace hartos años en cierta comunidad azteca había una muchachona de nombre Xóchitl quien tenía un amiguito llamado Huitzilin (cuyos nombres significan en español flor y colibrí, respectivamente). Desde muy corta edad compartieron gustosos los paseos en su pueblo mientras iban creciendo en estatura y en cariño el uno al otro. Muchas de sus caminatas terminaban en la montaña dedicada al dios mexica del sol, Tonatiuh, donde observaban cómo el astro rey se iba desvaneciendo en el ocaso en lontananza mientras le llevaban flores como ofrenda. ‘Ira, ya te tengo suspirando: “¡Ay, qué romántico!”

La leyenda continúa con esta linda pareja creciendo entre paseos y encariñándose más y más hasta que sucedió lo inevitable: fueron flechados por Xochiquetzal y Xochipilli -ah, chinga, no, pérate, flechados no, ni que fueran cupido. Bueno el caso es el mismo, tú me entiendes-. Su afecto era tan grande y tan puro que en otra de sus excursiones se juraron amor eterno en la montaña de Tonatiuh, y no sólo en esta vida sino que juraron amarse, incluso, más allá de la muerte.
Pero un mal día estalló la guerra y Huitzilin, hombre fuerte, braga’o y decidido, se vio en la necesidad de participar de la defensa de su pueblo como el buen guerrero que era. El tiempo pasaba y Xóchitl no recibía noticia alguna del paradero de su amoroso compañero hasta que el trágico destino dispuso que su alma fuera llamada al Tonatiuhuican, que según la cosmovisión mexica es el lugar donde descansan los aztecas muertos en combate, en el que después de cierto tiempo podían ser convertidos en colibríes u otro tipo de ave.

Xóchitl quedó con el corazoncito deshecho y en su congoja resolvió apartarse de todo. Triste, ojerosa, cansada y sin ilusiones, las pocas veces que se dejaba ver se encontraba peor. Más delgada y débil juntó todas sus fuerzas y emprendió el camino hacia la montaña de Tonatiuh. Al llegar le comunicó su penar al dios del sol pidiéndole que terminara con su dolor y la reuniera con su valeroso amante. La divinidad, agradecida por las regulares ofrendas de la pareja y enternecida en su corasound, quiso cumplir el deseo de la muchachona y enviando sus soleados rayos hacia ella la convirtió en una hermosa flor del color de la luz que la envolvió.

Por un tiempo la flor permaneció cerrada, hasta que un buen día el dichoso destino dispuso que un colibrí se posara sobre ella. Al momento en que el ave reposó sobre el centro de la flor, la misma se abrió dejando ver sus veinte pétalos y desprendió su fragancia al aire. Así, se cumplió la disposición de Tonatiuh y el deseo de la pareja, pues mientras en los campos existan flores de Cempasúchil y colibríes también exisitrá el amor eterno de Xóchitl y Huitzilin.

Texto: Jesús Cáñez
Imágenes: Nefthali Flores / Google Images
Video: Cempasúchil - Monsieur Periné/ YouTube
@ochosieteuno_

miércoles, 28 de octubre de 2020

¿Traes Tupper?




Canción para acompañar el texto: Cinco de te - Tropicalísimo Apache
Tiempo aproximado de lectura: 3 mins

Entender las tradiciones o cultura local de un lugar del cual no eres originario es complicado. Debe de ser harto complejo para todas las personas que no tienen el don de Dios de ser Laguneros o residentes de estas bellas áridas tierras poder comprender la idiosincrasia del individuo promedio de la Comarca. Sufrir y gozar viendo al Club Santos con devota pasión; decir que la leche LaLa es la mejor de México; saber que no es el sino la Soriana; desayunar gorditas de harina de chicharrón prensado mientras te zumbas una Coca-Cola bien helodia; encender el carbón para hacer carne asada a la menor provocación; decir asquel, reborujado, ande no, y demás regionalismos, mismos que orgullosamente pronuncias mientras le das play a este tremendo cumbión de Tropicalísimo Apache y enrollas una tortilla para entrarle a la reliquia bien calientita. Ande no, ya se te antojó, ¿edá?

Hoy es veintiocho de octubre, la Iglesia Católica marca en su santoral la fiesta de San Simón y San Judas Tadeo, siendo este último un gran referente de la devoción popular judeocristiana alrededor del mundo, particularmente en América Latina y concretamente en México. Conocido como el patrono de las causas difíciles y desesperadas, este apóstol cristiano es un destacado intercesor dentro de las esferas de creyentes católicos, basta preguntarle a cualquiera de sus fieles el porqué de su fervor. En todo el país la fiesta de San Juditas (como se le conoce cariñosamente) da el banderazo de salida de las fiestas religiosas al menos hasta lo que resta del año, y, por supuesto, La Comarca no es la excepción. Desde este día hasta el treinta y uno de diciembre pasando por las fiestas de Santa Cecilia, la Inmaculada Concepción y el devocionario de 46 días a la patrona de México, la Virgen de Guadalupe, posadas y Navidad, la Laguna saca sus mejores ropas en cuanto a religiosidad popular se refiere: colores que brillan en carmín, nagüillas con carrizo y cascabel, huaraches con suela de llanta y penachos que bailan al son de guaje y tambora.


Es justamente cuando escuchas sonar la tambora que sabes que hay algo que se está preparando para deleitar al paladar más exigente y refinado –el tuyo, ajá-; sabes que es el sonido que indica que en un domicilio particular hay gente que devotamente está ofreciendo su agradecimiento por un favor recibido a la intercesión particular de un Santo o advocación Mariana o a un milagro Cristiano, y lo mejor es que se trata de un regalo para todo aquel que lo solicite. Corres a tu alacena por un tóper –o dos-, uno chiquito marca Rotoplás y como en el flautista de Hamelin dejas que el sonido te guíe. Llegas a la casa, la ubicas desde lejos, tus sentidos se agudizan: tu vista identifica la calle bloqueada por las trocas y el colorido toldo donde vez sentadas a las personas que esperan con el rosario en las manos ansiosas de soltar los Padres Nuestros y Aves Marías para dar inicio a la ofrenda; tu olfato se enerva con la fragancia de la leña que da el último hervor a ese adobo; tu boca empieza a salivar imaginando el banquete que le espera a tus papilas gustativas; y tus manos sujetan con firmeza la vaporera que llevaste para pedir “poquito, doña, ahí nomás que no se tire.” Sólo de pensarlo ya estás imaginado el recalentado que te vas a aventar mañana con un pan francés y un chilito jalapeño. ‘Ira cómo te tengo.

A pesar de no ser originariamente lagunera, la reliquia es hoy una de las cartas fuertes de la gastronomía de nuestra región. Adoptada como hija pródiga de la cocina de la Comarca esta delicia culinaria parte del patrimonio inmaterial de la humanidad consta de asado de puerco –asado de bodas- y siete sopas, mismas que representan las siete virtudes que se contraponen a los siete pecados capitales, para, de esta forma, alimentar el cuerpo y el alma.
Oriunda del vecino estado de Zacatecas llega con los inmigrantes de dicha área que vinieron  en el ferrocarril a nuestro terruño cuando ambas entidades se conectaron gracias a las vías del tren, aunado a la disminución de actividad minera por aquellos lares y al boom que se vivía en esta zona debido al mentado ferrocarril y al algodón. Nuestros hermanos zacatecanos trajeron con ellos sus tradiciones, costumbres y religiosidad. Todo esto fue el perfecto caldo de cultivo para que la incipiente comunidad lagunera adquiriera este fervoroso modo de agradecimiento para instituirlo como suyo, con la diferencia de que en Zacatecas se daban dos tipos de reliquia: la salada, ya mencionada; y la dulce que constaba de atole y pan; mientras que aquí –aunque sí hay pocas dulces, pero hay- se estableció la salada como un platillo que la gente espera con ansias haciendo fila al tiempo que se esconde del viejo de la danza que ejecuta con soltura y precisión ese inagotable matlachín al compás del guaje.

Con el paso de los años las festejos cambiaron y la manera de pagar las mandas o promesas también, pero la reliquia como tal se sigue manteniendo y manifestando fiel a su origen: la visión cristiana de observar en el hermano necesitado la posibilidad de ayuda y qué mejor que hacerlo desde la comida –aunque no lo necesites, ya te dicen el Harry Potter porque nomás andas en busca de las reliquias, tragón-, en lo particular alimentar a otro ser humano me parece uno de las mayores actos de amor.
Este año toca vivir esta religiosidad popular de manera diferente pero el fervor, la devoción y el agradecimiento se dan de la misma manera. 

Ahí si tienes chance mándame por DiDi o Rappi un platito de reliquia, aunque sea poquito, nomás que no se tire.

Texto: Jesús Cáñez
Imágenes: Google Images
Video: Cinco de te - Tropicalísimo Apache / YouTube
@ochosieteuno_

miércoles, 21 de octubre de 2020

Hijos del maiz

 



Canción para acompañar el texto: Tzunami - Porter
Tiempo aproximado de lectura: 4 mins

Que vivimos en el país más bello del planeta y mundos circunvecinos se sabe hasta en el Xibalbá. Que gozamos de las tradiciones más ricas de la Tierra, del Sistema Solar, de la Vía Láctea y del universo es bien conocido hasta en los universos para-lelos. Así que ponte al tiro, morro, porque hoy te quiero contar poquito de algo que sucede en la cosmogonía de una de las regiones que más atrapa a sus visitantes y siempre lo dejan a uno con ganas de regresar: Mesoamérica, particularmente –en este caso-, la Península de Yucatán. Así que véngase pa’acá, pásale a lo barrido, mi querido lirabirrow. 

En un par de viajes que hice alguna vez al sureste mexicano tuve la afortunada oportunidad de adentrarme en esas hermosas zonas del Mayab y aprender una gota de agua del gigantesco océano que es la cultura Maya. Una ocasión, cerca de la ciudad de Valladolid visitando un bellísimo cenote -de cuyo nombre no puedo acordarme, pos no chingues si nomás en el puro estado de Yucatán hay más de dos mil- al cuál sí recuerdo que tuve que llegar bajando por unas escaleras a lo que sería una sofocante y húmeda cueva subterránea donde por primera vez en mi vida presenciaría con mis propios ojos ese enorme pozo de agua iluminado por un rayo de sol desde un hueco en la superficie. Una cosa preciosa, chula, y todos los adjetivos perrones que se te ocurran. Ya estando ahí hice un ritual con sahumerio de copal incluido para pedir permiso para poder entrar al agua, misma que estaba más helada que patas de pingüino, pero bueno la experiencia queda. Nunca entendí lo del permiso hasta después.


Agárrate que se viene lo chilo, ayayay. Otra ocasión fui igual de afortunado y pude adentrarme en una aldea Maya conviviendo con gente que al día de hoy se rehúsa a expresarse con la lengua de Cervantes. Cerca de la ciudad de Tulum tuve acceso a esta localidad en donde tuve que volver a pedir permiso para entrar, pero no a un ser humano, no, señor. Tuve que pedirle permiso a los aluxes. Me dieron una suerte de juguete pre-hispánico parecido a un tamborcito el cual iba tocando cada vez que ingresaba a una nueva zona del lugar. Según el camarada que me dio el tamborcito, los aluxes, son el equivalente maya al chaneke Mexica o Totonaca, seres fantásticos antropomorfos que cuidan de las milpas y las cosechas de los campesinos en todo el Mayab de quienes se relatan muchas historias. Una de ellas cuenta que los alux’ob (aluxes porque #español) existen desde la creación y son encargados de cuidar las milpas, seres con atribuciones mágicas que cuando los divinidades mandaron el diluvio para acabar con tutti la bandi se metieron en ídolos de barro para salvarse. Lo cual me hace mucho sentido si recordamos que en el Popol Vuh la humanidad es creada por los dioses utilizando el maíz para tal propósito. Entonces, si nos basamos en eso, que las milpas tengan sus guardianes no suena nada descabellado cuando nos sumergimos en esa cosmovisión maya. 

Otra historia de tantas dice que estos individuos son creados a partir de una ceremonia con un h’men (un sacerdote maya), estos camaradas cercanos a los dioses toman barro para hacer una figurilla, la cual también puede tener tela, miel o cera y le derraman gotas de sangre para darles vida, tras varias lunas la figura vivirá y servirá al amo al que fue encomendado para cuidar de su milpa, siempre y cuando este último lo alimente y le haga tributos. Usualmente se le brinda saká (una bebida a base de maíz que sirve para que el alux sobreviva), también se le ofrece pozol y hasta tabaco y uno que otro pistache.



Sea cual sea la historia, todas concuerdan en que un alux es un ser que no le gusta dejarse ver y los que han podido hacerlo los describen como seres de muy baja estatura, que visten  de sombrero y ropa maya tradicional –si es que la usan- con aspecto de anciano indígena y que les gusta mucho hacer travesuras. Estos individuos viven en la naturaleza y la encuentran como algo sagrado, así que si vivistas sus tierras y no tienes las debidas precauciones te arrojarán piedras, verás sus sombras, te pueden dar un ‘mal aire’ o causarte algún daño físico o estomacal, para ser más específicos, te causan diarrea. De igual manera están de acuerdo que el alux sirve al milpero para la buena cosecha y otro tipo de favores de buena suerte. Si el campesino deja de tributar o alimentar al alux, se va a encabronar y se irá, no sin antes desmadrar la milpa, perder los animales, destruir el huerto o incendiar la casa, así de encabronado; así regresará a la naturaleza y se dedicará a cuidar de sus tierras. Al paso de siete años el milpero debe de ponerle su casita y taparla para que el duende descanse en paz y se haga uno con el universo.

Ahí aprendí también que para los pobladores mayas los alux’ob son seres que hasta se les atribuyen mágicas facultades curativas para con sus amos y además, son dueños de todo lo que hay en la naturaleza y suelen vivir en cenotes –he ahí el permiso, dado que son portales al inframundo-, cuevas, cavernas, montes, grutas, selvas, pirámides y obviamente milpas. Después me contó mi camarada que estos fantásticos seres se opusieron a la construcción del puente cercano al aeropuerto de Cancún, donde los ingenieros que lo construían no se explicaban por qué cada vez que lo levantaban volvía a caerse, hasta que llegó un h’men y pidió permiso y les construyó una casa a los aluxes para que no dejaran de vivir ahí. Santo remedio y puente listo.

Ya bien yuyeado me fui a Cobá y subí los 42 metros de la pirámide de Nohoch mul pidiendo permiso entre todas las ceibas, estelas y escalones. Desde el templo superior a la pirámide donde está labrado el dios descendente como en el templo de los frescos de Tulum, pude observar que hay referencias a los alux’ob mientras me deleitaba la pupila con toda la vegetación de la imponente selva de Quintana Roo. Cansadísimo y sofocado de la humedad fue momento de comer la barbacoa más antigua del mundo, la deliciosa Cochinita Pibil en las playas de la antes llamada Zamá. Inmediatamente después de comer, una de las personas que estuvo conmigo en la aldea maya y no pidió permiso para entrar tuvo un ataque diarreico impresionante. I. SHIT. YOU. NOT.
Otra persona allegada a mí se fue a dormir inmerso en la selva lacandona cerca de Palenque, no pudo lograrlo debido a los ruidos y cosas que les arrojaron en medio de la noche, tampoco pidió autorización. Como tampoco los que querían hacer el concierto de Elton John en Chichén Itzá.

Cuando visites la Península de Yucatán no dejes de pedirles permiso, estás en sus tierras. Vámonos, lirabirrow, recuerda que In lak’ech, Hala ken.

Texto: Jesús Cáñez
Imágenes: Google Images
Video: Tzunami - Porter/ YouTube
@ochosieteuno_

miércoles, 14 de octubre de 2020

El palacio de la locura



 Canción para acompañar el texto: Este cosmos - Porter.
Tiempo aproximado de lectura: 3:30 mins.


Corría el año de 1908. Se fundaba el Inter de Milán en Italia; nace el FBI y el Ford Modelo T que fue el primer coche de producción masiva en Estados Unidos; Machado publicaba Cantares en España; veían la primera luz Simone de Beauvoir, Atahualpa Yupanqui, Abraham Maslow, Oskar Schindler en Francia, Argentina, los Yunaite, y lo que hoy es República Checa, respectivamente. Y ya te estoy oyendo: ¿A mí que me importa todo eso si no pasó nada en México’mbeee? Ahí voy, chingao, deja le meto drama. Ya esuché que dijiste: “Mejor métele nitro, papi.” Pues sí, en México también se cocían habas en aquel tiempo. El Porfiriato quería demostrar su poderío con grandes muestras de desarrollo y veía el pretexto perfecto dos años después con el Centenario de la Independencia y había que echar la casa por la ventana, así que mi general Don José de la Cruz Porfirio Díaz Mori se juntó con ‘El Rey del pulque’, Ignacio Torres Adalid, un camarada del mismo Porfi y que tenía hartas tierras y amigo también de toda la aristocracia de la época. ¿Pero, bueno, este wey qué chingaos? Pues este camarada le cedió a mi general un pinchi terrenote -tan grande que hasta cabe tu corazón, íjate nomás, mailof-, donde se iniciaría una extraordinaria construcción precisamente en 1908. Una construcción al puro estilo de un palacio francés y que sería algo que existía en todas las grandes urbes, pero no aún en esta bella nación Tenochca.

Corría el año de 1910. Se fundabaaaaahtecreas. No, ya en serio. Llegamos al año del centenario de la Independencia y don Porfi se lució. De acuerdo con la Memoria de los trabajos emprendidos y llevados a cabo por la Comisión Nacional del Centenario de la Independencia, destacan 325 escuelas, 136 parques y jardines, 135 placas, 130 casas consisteriales, 98 obras de agua potable, 88 monumentos, 72 kioskos, 66 edificios públicos… wey, son un chingo, no voy a acabar. Pero uno que destaca entre todos ellos además del Ángel y el de Juárez es el Manicomio general “La Castañeda”, ubicado justamente en la exhacienda que roló amablemente Torres Adalid.


La Castañeda fue inaugurada el primero de septiembre de 1910 con bombo y platillo entre la crema y nata de la alta sociedad mexicana. Este Hospital Psiquiátrico contaba con 23 pabellones psiquiátricos donde se pretendía dar asilo y atención a los enfermos mentales de una manera digna, humana y universal. Así que trasladaron al lugar a muchos pacientes desde otras clínicas, comenzando actividades con casi 780 atendidos. De esta manera daba inicio la historia del lugar que a la postre podría ser considerada la cuna de la psiquiatría en México. Todo era miel sobre hojuelas hasta que comienza la Revolución y Porfirio decide abordar el Ypiranga y abandonar el país. Prácticamente el pedo fue que ya no se recibía la feria del gobierno y empezaron las carencias. Sumándole que la locura ya no era diagnosticada de manera médica sino al ahí se va.

Desde siempre existieron varios pabellones para personas con distintas afecciones. El primero o pabellón A era el de los Pacientes distinguidos, donde estaban miembros de familias de varo que eran los que aportaban la marmaja, además usualmente no eran pacientes agresivos; en el Pabellón de observación era donde llegaban y hasta que les diagnosticaban eran mandados al pabellón correspondiente; el Pabellón de pacientes peligrosos, donde estaban los que la misma poli llevaba por andar de pasados de lanza con la raza; el Pabellón de epilépticos, que en aquel tiempo era considerado así por la medicina de la época; el Pabellón de imbéciles (sic) que albergaba a las personas con retraso mental evidente; y el Pabellón de pacientes infecciosos, donde estaban los enfermos de tuberculosis, sífilis, lepra, tifoidea, etc… Por mencionar algunos.



Conocido como “El Palacio de la locura” conforme los años pasaban la situación dentro de la Castañeda llegó a ser cada vez peor. A falta de espacio y con más de tres mil pacientes y, a veces, un solo doctor para tutti la bandi, decidieron retirar las camas y ni pepe, a dormir todos en el suelo. El hacinamiento hizo que todos se mezclaran con todos y las condiciones se fueron agravando. El piso donde dormían estaba lleno de orines, roído por las ratas y la atención era cada vez más deficiente. Lo que un día fue el hospital psiquiátrico más moderno del país se había convertido en un lugar donde el 80% de su población no eran enfermos mentales, los hombres en su mayoría diagnosticados con alcoholismo y las mujeres con neurosis. Ya no era necesaria la carta que confirmaba que el paciente requería de atención médica, ya los mandaban al chingazo. Los indígenas eran considerados inadaptados, parias de la sociedad; las mujeres solteras eran consideradas sexoservidoras y las prostitutas como pacientes infecciosas, sin importar que no tuvieran niguna infección y/o enfermedad. El caos reinaba y cada vez más los tratos eran peores: baños de agua helada, electroshocks que te dejaban al borde del coma, encierros solitarios en lugares diminutos y llenos de ratas; torturas por doquier; y tratos peor que animales a las personas con retraso. Debido a esto La Castañeda se ganó a pulso el mote de “Las Puertas del Infierno”.

Según el Archivo Histórico de la Secretaría de Salud en 58 años “Locópolis” como también se le conoció albergó a más de sesenta mil pacientes. Hasta que la “Operación Castañeda” en la presidencia de Díaz Ordaz decidió reubicar a los pacientes y demoler el sitio que algunos médicos hoy nombran como “la pesadilla en la historia de la psiquiatría mexicana”. Hoy es un lugar que abarca un WalMart, la prepa 8 y las Torres de Mixcoac, colonias multifamiliares donde dicen sus habitantes que desde 1973 se escuchan gritos, agua chapoteando y hay macetas que se mueven de lugar.

Texto: Jesús Cáñez
Imágenes: Google Images
Video: Este cosmos - Porter/ YouTube
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miércoles, 7 de octubre de 2020

Sangre y oro

 



Canción para a compañar el texto: The Crimson (Semi-instrumental) - Atreyu
Tiempo aproximado de lectura: 4 mins

Es octubre y comienza el último trimestre del año, particularmente me parece el mejor: en los deportes hay finales de NBA (que obviamente van a ganar mis Lakers), el beisbol se viste de gala para la Serie Munidal (aquí sí mis Indios valieron grillo), regresa la NFL y vamos invictos en mi natal Wisconsin, el Santos se quiere meter a la liguilla y así y así; se entrega el premio Nobel; el clima comienza a cambiar y viene el tiempo de las mejores festividades. La que nos ocupa la mente el décimo mes es la del jalogüín y toda la horda de cosas que nos trae cada año, lo digo porque la gente comienza a adornar sus casas como en capítulo de Scooby Doo y se ponen a ver clásicos del cine como la misma Halloween, El exorcista, El resplandor and so on. Está chilo y está bien.

El ser humano siempre se ha sentido atraído de alguna manera u otra por lo paranormal, pregúntale a alguien y nueve de cada diez personas te van a decir que han tenido una experiencia relacionada con algo inexplicable, que puede rayar en lo tenebroso o con entes ajenos a los de nuestro plano. La única persona que te dirá que no es el pobre cabrón que aún no sabe que es un fantasma, como en el sexto sentido. Y todos tenemos un ser fantástico favorito: zombies, espectros, hombres lobo, brujas, etc...

Hoy te voy a contar de mi criatura legendaria favorita y aquí le das play en tu cabezota al redoble de tambores: el vampiro. Hay algo en esa figura de colmillos afilados y un halo de inmortalidad que siempre me ha llamado la atención. La representación de un individuo condenado a no ver jamás la luz del sol y a no morir, además de inteligente, fuerte, ágil, sofisticado y hasta aristocrático me parece lo suficientemente agradable para pensar en él. Por supuesto que no soy el único, dado que alrededor del mundo se ha convertido en un objeto de culto para delicias de chicos y grandes. Entre algunos de los detalles que llaman la atención de esta criatura es que como bien lo sabes pos los camaradas se alimentan de sangre, sanguijuelas les llaman en mi natal Los Ángeles donde los Lakers van a quedar camepoooohquela. Además son weyes que tienen largos caninos para facilitarles la tarea de morder a su víctima y dejarla sin el vital líquido, de esa manera pueden vivir eternamente, ya que son ajenos a cualquier enfermedad y se curan en chinga loca, a menos, claro, que les des en toda la merrycrismas metiéndoles un palo en el corazón y demás cosas que no nos interesan porque todavía no los queremos matar, dale calma.

Mucha gente piensa que el mito vampírico viene de un conde en Europa que vivía en Transilvania y bla, bla, ya te sabes la historia. Pero nel, a pesar de que sí es una figura que toma mucha fuerza en el folclor europeo de la Edad Media hay registros en la antigua Grecia donde había weyes que eran atacados mientras dormían y les drenaban los fluidos, esos no, puerco, bueno, quién sabe, en una de esas, ¿edá? Es después en la ya mencionada Edad Media cuando se empieza extender el mito del vampiro, en Europa del Este para ser más precisos cuando las plagas. Y con justa razón para el pensamiento de la época: imagina que sobrevives y toda tu familia muere, la gente pensaría que te los chingaste y obvi, eres un vampiro, duh. De igual manera debido a la falta de recursos para determinar si alguien realmente había muerto en esa época, pues mucha gente que estaba en coma, enferma o nomás andaban como placas de tráiler despertaban de chingazo y pos la raza se sacaba de pedo, tons los enterraban boca abajo pa’ que no se salieran de sus tumbas, no vaiga siendo.

Ya en el siglo de 18 estos individuos suman gran relevancia debido a la literatura de su tiempo, ya que comienzan a aparecer en poemas y novelas. Después vendría Drácula, seguramente la novela que catapulta a este ser al imaginario colectivo y la cultura popular. El libro de Bram Stoker toma aún más relevancia con la película de Bela Lugosi en 1931, inspirada en el conde que vivía en Transilvania y era un empalador y bla, bla, bla. Después se hace una bronca con Nosferatu porque pos le robaba la idea pero el vato no podía ver la luz del sol, no como un wey que se mete a la escuela y brilla con el sol. Acá entre nos y aprovechando que somos pocos, deja te cuento que mi vampiro favorito es el de Anne Rice, que comienza las Crónicas Vampíricas con Entrevista con el Vampiro donde Louis y Lestat dejan ver que estos individuos ya no son como los de antes, oioioi, sino que ahora son más humanos, sienten y tienen hasta pedos existenciales. Después en las mismas crónicas veríamos la historia de Lestat, Markus y hartos más; léelos, vale la pena si te gusta el tema, como recomendación pues el ya mencionado, Lestat el Vampiro, La Reina de los condenados, Sangre y Oro y Cánticos de sangre, hay más pero te estoy recomendadombeee. Además los de Rice ya no son satánicos ni Cristianos, más bien, son una especie de fuerza atrapada entre el bien y el mal; por si fuera poco, son muy guapos, educados e inteligentes, ya pa’ si no, llevan viviendo chingos de años.

Ya después los hicieron héroes o antihéroes como en Van Helsing, Blade o Hellsing con el madafaca del Alucard, ajá, Drácula al revés, ahí vas a leerlo otra vez. Como otra recomendación te dejo la leyenda del vampiro del panteón de Belén en Guadalajara, si tienes chance en unas vacaciones en la perla tapatía hay tour nocturnos perrones; y en la musical aviéntate todo el The Curse de Atreyu, un discazo de metalcore de pura cultura vampírica.

Vamos a dejarle hasta aquí porque ya se está metiendo el sol. Ya agarre mis ajos, mi agüita y mi estaca, no vaiga siendo que se nos aparezca el vampiro fronterizo.

Texto: Jesús Cáñez
Imagen: Google Images
Video: The Crimson - Atreyu/ YouTube
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