Este texto puede causar cierta sensibilidad en algunas personas. Si eres Testigo de Jehová y no tienes sentido del humor evita continuar.
Tocaron mi puerta salvajemente, como nazi pidiendo refugio escapando de los rusos en primeros meses de 1945. Cerca de las ocho de la mañana con veinte minutos del pasado domingo se inició la siguiente conversación:
-¿Quién es?
-Los Testigos de Jehová.
-¿Qué quieren?
-Hablarle de la palabra de Dios.
-¿Cuántos son?
-3.
-¡Pues hablen entre ustedes!
Al parecer a estos "únicos herederos" de la gloria celestial les desagradó mi comentario y no dejaron de insistir. Testículos de Jehová les decía mi padrino: se quieren meter a huevo.
En su insistencia, uno de ellos me dijo así de sopetón:
-Quiero contarle de alguien que dio su vida por nosotros y resucitó para poder instaurar la paz en el mundo, su nombre es...
-Gokú. - Lo interrumpí inmediatamente.
El vato con la mandíbula trabada del coraje, contando hasta diez como en antiguo comercial de televisa logró estabilizar su ira y me dijo que no, que era Jesús, aquel que crucificaron los judíos (¡El único que transforma el agua el vino, pinches judíos!) era el camino para llegar a Dios, pero que no era Dios, porque Dios es Dios y Jesús no es Dios y bla, bla, bla, bla.
Sin abrir la puerta los despedí y les dije que hicieran favor de dejar de molestar. Se fueron.
A la mañana siguiente, lunes, regresaron con nuevos bríos. Como Doctor Wagner, Jr. esos cabrones no se rinden. En verdad, buscaban convencerme de ser "salvo" y esta vez con una nueva estrategia trataron de llamar mi atención. Después de estampar tres veces sus nudillos en mi puerta -faltó que dijeran, Penny?- y repetir eso otras ochenta y dos veces, con la mandíbula trabada del coraje como el otro wey, salí a enfrentar a estos engendros de la Watch Tower, quienes buscando ávidamente mi santidad querían que leyera un par de folletos. Les dije que no y que ni me los dejaran porque iba a contribuir a la contaminación y aparte, me cagaban. Respondieron que si no leía sus folletos, no podría alcanzar la santidad. Me vi obligado a correrlos de la casa y a dudar de alcanzar el paraíso.
Ayer por la mañana regresaron. Cabrón, se me hace que los de crédito y cobranza de los bancos son de estos weyes, chingan pero de lo lindo, como si les pagaran.
Estos vatos, yo creo hartos visionarios de la miseria de mi alma, empeñados en buscar mi salvación -que se jodan cristianos, bautistas, evangelistas, luteranos, islamitas, judíos, católicos, budistas, masones, cienciólogos, aztecas, mayas y maradonianos- quisieron hacer de mi alma un espíritu salvo y me volvieron a decir que si leía esos dos folletos, formaría parte de aquellos únicos Testigos de Jehová que vivirán eternamente en la tierra, convertida en un paraíso después de su fin, donde ya no habrá cementerios ni enfermedades. Entonces surgió otra plática con los fanáticos más grandes de The Doors:
-¿Entonces si leo estos dos folletos (La Atalaya -jajaja- y Despertad -jajajajaja-) ya me voy a salvar?
-Sí.
-¿Seguros que si leo estas cosas me voy a salvar?
-Claro, no tenga usted dudas.
-A ver, dámelos, pues. -Los leí en chinga loca, como quien se lee de un jalón a Saramago o un cuento de Cortázar. -¿Ya soy salvo?
-Ya.
-¡Entonces, órale pues, a chingar a su madre de aquí!
En fin, soy salvo y libre y Joaquín Guzmán Loera.
Texto: Jesús Cáñez.
Imágenes: Google.
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Es irónico y gracioso, porque Goku y todo Dragon Ball es 100% imaginario de la mente de Akira xD
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