El conflicto armado en Siria y la probable guerra venidera
me tenía tristeando una noche de la semana pasada. Mi esposa, que es muy
atenta, se percató de mi tristeza y tomó la decisión de llevarme a un bar en el
que iba a tocar una banda de ska para levantar mi ánimo, lo cual le agradezco
porque de ahí nació la idea del tema que voy a tocar hoy. En un receso de la
mencionada banda el dj del bar deja caer como bomba una cumbia salvaje, carnavalesca,
guapachosa, pues, y mientras yo quería sacarle brillo a la suela, toda la raza
se empezó a quejar de la canción…hasta que llegó el coro y cantado en una misma
voz se escuchó más fuerte que el audio del lugar: “¿Si en una rosa estás tú,/
si en cada respirar estás tú/ cómo te voy a olvidar?/ ¿Si besando la cruz estás
tú,/rezando una oración estás tú,/ cómo te voy a olvidar?” En ese preciso
momento me di cuenta de que esa canción, covereada por el colectivo tijuanense Nortec hace poco tiempo y más
reciente por la banda regia Kinky, de los mismos intérpretes de El listón de
tu pelo y diecisiete años, Los ángelez
azules, se ha colado como parte importante de la cultura popular de nuestra
generación.
Deja te la barajeo más despacio. Según el tumbaburros oficial de nuestra lengua,
la Real Academia Española, la cultura popular es el “conjunto de las
manifestaciones en que se expresa la vida tradicional de un pueblo”, esto es en
otras palabras lo que hace la raza de un mismo lado. Y en nuestro país tenemos
una cultura popular, además de valiosa y divertida, muy única. A continuación
te voy a dar sólo algunos ejemplos, no importa que peque de omisión con otros y
luego vaya a misa el domingo a golpearme el pecho por mi culpa, por mi culpa,
por mi grande culpa.
Estás en tu casa tan triste y tan solo que decides juntar a la familia a jugar
de a pesito por sana convivencia, vas a la cocina, sacas hartos frijolitos y
ahora sí, que empiece el juego. Correeee
y se vaaa, para el sol y para el agua: el paraguas; la herramienta del
borracho: la botella; verde, blanco y colorado, la bandera del soldado: la
bandera; y así sucesivamente hasta que ¡buenas con la chalupa! Los juegos
tradicionales mexicanos, como la lotería, la pirinola o perinola, las tablitas,
la rayuela, y un largo etcéra son gran parte de nuestra cultura popular. ¿O
qué, no me digas que no has jugao? A’ Dio’.
Otra situación que tenemos los mexicanos no importa que seas norteño, costeño,
sureño, chilango, etc., es empezar la fiesta muy a gusto con járcor, ponc y
escá- en mi caso- y acabar siempre, siempre, siempre, con las de Tin Tan,
Piporro, Chavela y José Alfredo. Misma escena sucede cuando andas contento y
traes lana: “ Comparre, tráigase el mariachi porque ya valió madre”; igual
cuando andas bien tristón, ya te cortó la vieja, o a ti, mujercita, ya cachaste
al vato que nomás te quiere para echar patricia, y qué pasa, pos nada: “Comparre, tráigase el mariachi porque
ya valió madre”; igual ocurre si andas de enamorao y hay que llevarle gallo a
la vieja con las de José Alfredo,Javier Solís,
Vicente, Joan Sebastian y Antonio: “Comparre,
tráigase el mariachi porque ya valió madre”. El caso es que contento o triste,
vale madre y te traes el mariachi, la banda o el tamborazo. ¿Por qué? Pues,
porque así somos y es parte de la cultura popular mexicana.
Luego todo arrepentido por lo que pasó la noche anterior, vas a pedir perdón a
la Virgencita, y es que las tradiciones religiosas populares, son hermosas.
Cada doce de diciembre, alrededor de nueve millones de personas se dan cita en
la Basílica de Guadalupe en la Ciudad de México con danzas y peregrinaciones
multicolores que vienen desde hace muchos, muchos años. La visita a La
Morenita, es una de las fiestas más representativas de este bello país, pues
desde Tijuana hasta Cancún, las calles se llenan de alegría para festejar a la
Emperatriz de América con un sinfín de regalos.
Y si de cuestiones de fiesta mexicana hablamos, qué me dices del día de
muertos, cuando recordamos con cariño a nuestros antepasados que se nos
adelantaron en el viaje hacia el más allá con altares llenos de colores, comida,
bebida y calaveritas que hacemos para burlarnos de la única seguridad del ser
humano. Simplemente maravilloso. Ya quisieran muchas culturas tener lo que
nosotros tenemos y lamentablemente, muchas veces menospreciamos.
Ahora que hablamos de comida, como buen paisa, debes de saber comer comida
mexicana y bien. Con harto cilantro, chile y cebolla, básico. Y hablo de
toooooda la fantástica gastronomía mexicana, declarada Patrimonio Inmaterial de
la Humanidad por la UNESCO, desde la deliciosa comida yucateca hasta las
tradicionales gorditas norteñas –ay, papá, esas doraditas de chicha al carbón
pasando el puente en Gómez, chulada de máiz prieto-. Por ejemplo, te levantas
el domingo bien crudote y de volada, amiguit@, un menudazo, torta ahogada o
birria y una michelada y como nuevo. ¡Cuál pinche aspirina, ni que electrólito
ni qué la chingada!
Ahora, que ya entrados en la comida, la delicia al paladar por antonomasia, su
majestad –redoble de tambores-, el taco. De muchas variedades , diferentes
tortillas y guisos, como buen mexa sabes que el mejor taco es el callejero,
nada del Taco Inn, o Los Farolitos o el Tío Taco, que son muy ricos, pero no.
Ya sean de pescado, carnitas, tripa, suadero, adobada, asada, etcétera, el taco
pa’ que sepa rico tiene que ser callejero. Primero tienes que ubicar un puesto
que huela rico y obvio que tenga perros cercanos rodeándolo; que el taquero
esté panzón, porque si está flaco quiere decir que no come de sus tacos, ahí
entra la desconfianza; tienes que llegar
al puesto sin miedo a la tifo, así de fácil, sabiendo además que el secreto de
un buen taco está en la salsas y pedir de dos en dos pa’ que no se te enfríen.
Ahora sí, véngase con dos de tripa, luego dos de buche y dos de carnaza, obvio,
con su litro de agua de horchata. Se te hizo agua la boca. Saweb.
Del centro de México, más por el DF, Puebla, Hidalgo y el EdoMex, viene una
legendaria manera de hablar, al parecer para que los españoles no se dieran
cuenta de lo que hablaba la raza de bronce. Luego, en los setentas y ochentas
tuvo un boom en el cine mexicano, con exponentes como Rafael Inclán, Polo Polo,
Alberto Rojas “el caballo”, Alfonso Zayas, entre otros. Estás en lo correcto,
hablamos del albur. Un lenguaje muy mexicano de doble sentido, casi siempre con
alguna connotación sexual para derribar
al adversario con mucha diversión, ingenio y agilidad mental. A continuación
una reproducción de una plática de Chaf y Queli, maestros del albur en una
comida.
Ch: ¡Caray! Qué tarde llegaste, amigazo.
Q: ¡Oh! pos es que no pasaba el camión.
Ch: Pues llegaste en el puro momento de la comida. ¿Que te echas: un tequis, una chevecha o le tiras al blanco?
Q: ¡Huy oyes! pues para comenzar jálame un poquito de baba.
Ch: ¿Echo el pulque en jarra o en vaso?
Q: Echamelo, pero que sea curadito de cacahuate.
Ch: Solo hay de miembrillo, y te va a caer bien porque de comer hay: sopa de verguras, y de guizado va a ver gallinas en tacos, eh... aguallón torneado empapas y enchiladas de olla.
Q: Bueno, pues comenzaré a comer. Pásame dos teleras.
Ch: ¡Cómo no! Oye, ¿te molesto con el chile? Es que me agarra lejos.
Q: Siéntate, ahorita te lo paso, y me remuerde la conciencia no habértelo pasado antes.
Ch: Te va a gustar mucho el chile, ¡ah! es mascabel.
Q: ¡Voy! te gusta a tí eso?
Ch: Me molesta que me hables cuando estoy moviendo el bigote.
Q: ¡Uy! Y'ora, pa' quedar satisfechos, sólo faltan unos frijolianos, los acompletadores.
Ch: Pus acomplétate mejor con un chile relleno.
Q: ¡Uy! Tú luego luego a repelar.
Ch: La coliflor está antojadiza.
Q: Pues dámela.
Ch: ¿De postre no quieres unos plátanos con crema?
Q: Me llama la atención que me digas eso, si bién sabes que estoy a dieta. Mejor dáme un cafecito.
Ch: El cafecito te lo voy a sacar, pero después no me eches la culpa de que no duermes.
Q: ¡Huy! Hablando de dormir, ¿cómo te caería una dormidita?
Ch: Agarra tu catre.
Q: Te voy a agarrar de las orejas, y ya estuvo bien, y no me vuelvas a invitar a comer porque con tus alegatos, a la mejor hasta me hace daño la comida.
Ch: ¡Voy! Limosnero y con garrote.
Q: Pues agarra tu comida y guárdatela por la...
Ch: ¡Ya sáquese de aqui!
Q: ¡Oh! pos es que no pasaba el camión.
Ch: Pues llegaste en el puro momento de la comida. ¿Que te echas: un tequis, una chevecha o le tiras al blanco?
Q: ¡Huy oyes! pues para comenzar jálame un poquito de baba.
Ch: ¿Echo el pulque en jarra o en vaso?
Q: Echamelo, pero que sea curadito de cacahuate.
Ch: Solo hay de miembrillo, y te va a caer bien porque de comer hay: sopa de verguras, y de guizado va a ver gallinas en tacos, eh... aguallón torneado empapas y enchiladas de olla.
Q: Bueno, pues comenzaré a comer. Pásame dos teleras.
Ch: ¡Cómo no! Oye, ¿te molesto con el chile? Es que me agarra lejos.
Q: Siéntate, ahorita te lo paso, y me remuerde la conciencia no habértelo pasado antes.
Ch: Te va a gustar mucho el chile, ¡ah! es mascabel.
Q: ¡Voy! te gusta a tí eso?
Ch: Me molesta que me hables cuando estoy moviendo el bigote.
Q: ¡Uy! Y'ora, pa' quedar satisfechos, sólo faltan unos frijolianos, los acompletadores.
Ch: Pus acomplétate mejor con un chile relleno.
Q: ¡Uy! Tú luego luego a repelar.
Ch: La coliflor está antojadiza.
Q: Pues dámela.
Ch: ¿De postre no quieres unos plátanos con crema?
Q: Me llama la atención que me digas eso, si bién sabes que estoy a dieta. Mejor dáme un cafecito.
Ch: El cafecito te lo voy a sacar, pero después no me eches la culpa de que no duermes.
Q: ¡Huy! Hablando de dormir, ¿cómo te caería una dormidita?
Ch: Agarra tu catre.
Q: Te voy a agarrar de las orejas, y ya estuvo bien, y no me vuelvas a invitar a comer porque con tus alegatos, a la mejor hasta me hace daño la comida.
Ch: ¡Voy! Limosnero y con garrote.
Q: Pues agarra tu comida y guárdatela por la...
Ch: ¡Ya sáquese de aqui!
Para cerrar, ya brevemente, hay que hablar de los deportes ¿o que no has gritado "ehhhhhhhhh, puuuuto" cuando despeja el portero del equipo rival en un estadio de futbol? Y claaro que has ido al fantástico deporte-espectáculo que brinda la magia de la Lucha libre mexicana, llena de ese misticismo que producen las máscaras y las vestimentas repletas de colores de los luchadores, que cada noche que salen al cuadrilátero exponen su físico y sus habilidades histriónicas para deleite del aficionado, que, a manera de catarsis, mienta madres y se toma sus seis chelitas de rigor para descansar de la chinga cotidiana. ¡Bendita cultura popular mexicana!
Hay más, muchos más ejemplos de nuestra bella cultura popular, pero mejor ahí
le paramos y te invito a descubrir y conservar estas tradiciones del pueblo
cantando “Amor, amor, amor,(tararán)/ amor, amor, amor (tararán)/ quiero que me
vuelvan a mirar tus ojos…”
Texto: Jesús Cáñez.
Imagen: Google.
Sígueme en Twitter: @HijodeTinTan