Canción para acompañar el texto: La cumbia de los pajaritos - Chicos de Barrio
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No habías tenido la necesidad de saber qué tan humectados están
tus labios hasta el momento en que leíste esto, ¿Ya ves? Ya les pasaste la
lengua. Tampoco habías sentido tu lengua dentro de tu boca hasta ahorita. De
igual manera acabas de sentir la ropa que traes puesta sobre tu piel. Todo esto
lo hacemos hasta que nos cae el veinte, ¿edá? Pero no te ha caído el veinte de
saber por qué se dice que ya te cayó el veinte hasta ahorita, ooootra vez. Pues
verás, hace muchos años en las cabinas de teléfono público si necesitabas
realizar una llamada tenías que marcar el número al que querías llamar y luego
insertar una moneda con la denominación de veinte centavos para hacerlo, ya cuando
la otra persona contestaba escuchabas el sonido de la moneda al caer y entonces
ya podías entablar la converseishen, tons pos al teléfono le caía el veinte.
Después la otra persona pronunciaba la misma pregunta que hace la mayoría de
las personas hasta el día de hoy cuando contesta el teléfono: “¿Bueno?” ¿Por qué
decimos “bueno”? Bueno –ja-, la historia es parecida: cuando recién hubo
telefóno en nuestro país habían operadores que enlazaban las llamadas, entonces
si tú hacías una llamada pasaba primero por el operador que la enlazaba y al
contestar la otra persona este preguntaba si el teléfono estaba bueno, cuando
el tercero contestaba que “sí, está bueno” y podía escuchar, el vato hacía su
chamba y ya seguías con tu llamada. Con el paso del tiempo sólo quedó en bueno
y la costumbre para contestar permaneció.
¿Vamos bien? Simona, la cacariza. Afirmamos algo de mil maneras
menos diciendo que sí, ¿edá? Si montas un camello. Todas la variedades de simón
son entendibles hasta cierto punto, se va jugando con el lenguaje para no decir
nomás que yes en inglés, oui en francés y takataka en japonés: Simón, Simón el
gran varón, Simona la mona –meona-, ¿pero de dónde chingaos salió Simona la
cacariza? ¿Era acaso una mujer afectada por la varicela? Negros tus zapatos,
chato. Dicen los que dicen que saben que en los tiempos de la Guerra de Reforma
–simón, la de Bomberito Juárez-, le llamaban cacariza a la mula de seises en el
dominó. Tons cuando en el cuartel daban una orden para una estrategia y esa era
la chila se decía que Simona la cacariza, como cuando la sueltas con Antonio y
Guadalupe sobre la mesa.
Justamente es en las guerras donde muchas personan cuelgan
los tennis, se petatean, chupan faros. Entre muchas de las versiones acerca del
término “colgar los tennis”, desde a que puede ser la ubicación de un lugar
violento o un simple juego, alguna vez menciona Armando Ramírez (cronista de la
ciudad de México) que en el barrio bravo de Tepito durante los 60s era común en
las vecindades que cuando un familiar moría algún conocido del algún difunto
colgara un par de zapatos en los cables para notificar el deceso.
Igual “el petateado”, desde los tiempos prehispánicos hasta algunas comunidades
en nuestros días, específicamente las que suelen contar con menos recursos,
suelen enterrar a los hoy occisos envueltos en un petate. Si no sabes qué es
eso ya ni la armas, carnal, pero te diré de todos modos: el petate es una
especie de alfombra o cama que se usa entretejiendo hojas de palma. Hoy se
pueden adquirir como artesanías y son muy cómodas; deberías de checar su
historia porque es harto interesante, igual y te animas a comprar uno antes de
petatearte. Ay no, que la boca se tiaga chicharrón.
Para chupar faros nos remontamos de nuevo a las guerras, mucha gente dice que
la frase viene del tiempo de la revolución, mismo que sería muy improbable. Te
cuento: en las primeras décadas del siglo pasado aún era común la muerte por
fusilamiento, donde se le concedía al condenado un último deseo, siendo este en
su mayoría echarse un cigarrito antes de petatearse. La marca más común de la
época en que se origina el dicho era Faros. Estos cigarros tienen la
pecularidad de envolver su tabaco en papel arroz lo cual le confería un sabor
dulce al momento de babearlo, tons pos chupaban faros. Pero te decía que es
improbable que haya surgido en la Revolución porque Faros es fundada en
Irapuato, Guanajuato, en 1918 cuando ese movimiento ya andaba colgando los
tennis, entonces lo más seguro es que venga de la Guerra Cristera, la cual se
dio entre 1926-1929.
Lo que sí se dio en las vísperas de la Revolución es el
origen de la frase “Sepa la bola”, hasta rolita la hicieron pa’ echar el
taconazo. ¿Qué es lo que tenían que saber y quién chingaos era la bola? Pos
sepa la bola. Ahtecreas, La bola era un montón de personas en contra del Porfiriato;
gente de todo tipo y oficio que andaban en gran cantidad, pero no tenían líder
entonces andaban todos como cabritos sin chivero. So, cuando algo pasaba y los
federales preguntaban quién había hecho tal o cual cosa la raza se limitaba a
responer: sepa, la bola; o sepa la bola.
Y hablando del Porfiriato, nos brinca otra frase a la
maceta. Esta surge del pago en las tiendas de raya de la época: la mayoría de
los empleados eran analfabetas y cuando llegaba la hora de cobrar la marmaja,
el varo, la feria, la lana para todos aquellos que no estaban leidos ni
escribidos, solían poner una raya a modo de firma al recibir su salario. Ahí es
cuando su amigo el que necesitaba de un pulquecito le decía al otro: “ándale,
wey, ahorita que andas rayado”. Aplica también para cuando tu compa se agacha y
se le ve el machetazo, tú nomás dile: “ah, perro, te acaban de pagar, andas
presumiendo la raya.”
Ya mejor aquí le paramos porque el tema es extenso y esto se
nos haría más largo que la cuaresma, mejor dicho, que la cuarentena.
Texto: Jesús Cáñez
Imagen: Google Images
Video: La cumbia de los pajaritos - Chicos de Barrio - YouTube
Imagen: Google Images
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@ochosieteuno_