Diciembre es un mes que se presta prácticamente para todo; son incontables los símbolos de amor y las muestras de bondad que se ven por doquier y hasta en los atarantados que se avientan el Lupe-Reyes (¿ya les va calando el quinto día, edá?). Las calles se inundan de luces y decoración, los amargados que dicen que la mercadotecnia pone al gordinflón de barba cana y traje rojo hasta en el confleis también andan cantando cómo beben los briagos de tus tíos, digo, los peces en el río. Las abuelas se regocijan nomás de pensar en el banquetazo que van a aventarse y tú ya estás de baquetón imaginando los mazapanes y avellanas que te vas a zumbar. Pero no te duermas en tus laureles, lirabirrow, se te ha olvidado algo: ¿Ya tienes el regalo del intercambio? Testoy dieciocho questamos a quince, no agarras la once. Testoy diciembre.
Es común que le entres a un intercambio navideño –secret santa,
le dicen los mamadores-, más en estas fechas que la patria anda jodida y pa’
alivianar el gasto en vez de darle un regalo a todos los integrantes de la
familia pos mejor un intercambio y juega, pariente; lo mismo con tus amigos y
uno que otro conocido que te cae mal y andas todo hipocritón diciendo que es
una personita bien especial, nah, nocierto, es diciembre y es tiempo de
perdonar. Pero a todo esto ¿por qué damos regalos en estas fechas? Duh, porque
es mi cumpleaños, ahtecreas, deja te digo.
Dicen los que dicen que saben que en la fiesta de Saturnalia –entre el 17 y el 24 de pistiembre- en la antigua capital de lo que hoy es Italia, se celebraba a Saturno –pretends to be shocked- que era el chilo de la agricultura. Para conmemorarlo se daban banquetes y la gente se daba regalos, tales como ramitas de laurel o muñecos de barro entre la clase popular, mientras que la raza de varo pues se daban joyería o cosas que demostraban su poder adquisitivo.
Amiguito, el gran equipo de colaboradores de 871 -o sea yo-,
he decidido tomar un descanso puesto que es justo y necesario refrescar esta
ardilla que semana a semana pretende que olvides por menos de cinco minutos lo
cotidiano. Así que con el alma deseo que nazca la gracia de la pureza en el
sucio pesebre de nuestros corazones y lo mejor que pasó este año sea apenas la
uña de lo excelente que será 2021.
Te dejo con un romancillo heptasílabo navideño a modo de
villancico compuesto por tu humilde servilleta. Gracias por acompañarme esta
parte de 2020 y gracias gigantes por las miles de visitas –ay we, me sentí
influencer-. Bendiciones, mucha salud y ¡Feliz Navidad y el mejor 2021! Nos vemos en enero.
La voz del ángel
Imágenes: Google Images
Video: Carol of the bells (Ska punk -Ska-Core cover) - Ska Tune Network / YouTube
@ochosieteuno_